La Nacion (Costa Rica)

Choque entre dos ‘huracanes’

- Daniel Baeza Víquez dbaeza@gmail.com

Imagine que dos enormes huracanes se acercan uno al otro en el océano. Cuando finalmente chocan, algo extraordin­ario sucede: se fusionan y convierten en uno más grande y poderoso. El fenómeno se conoce como el efecto Fujiwhara.

Considerem­os que los huracanes representa­n dos fuerzas gigantes que están en juego en la sociedad: la tecnología y las finanzas. Es lo que Viktor Shvets argumenta en su libro Three Empires, Four

Turning Points, and the Future of Humanity.

Primero, hablemos de la tecnología. Es un huracán que avanza a una velocidad exponencia­l. La era tecnológic­a es la del rendimient­o decrecient­e del ser humano. Un estudio de McKinsey Research confirma que el ritmo de cambio tecnológic­o actual, comparado con la Revolución Industrial, es 10 veces más rápido y a una escala 300 veces mayor, o sea, un impacto 3.000 veces más grande. Mientras la Revolución Industrial complement­ó a los humanos, la era tecnológic­a los reemplaza.

¿Por qué avanza tan rápido? Porque el dinero para financiar nuevas ideas tecnológic­as es más barato y abundante que nunca debido a un proceso llamado financieri­zación, o sea, el segundo huracán. La financieri­zación es como echar gasolina a la hoguera tecnológic­a. Hace que sea más fácil para las nuevas ideas y proyectos obtener financiami­ento, y así extenderse a gran velocidad. Entonces, cuando estas dos fuerzas, tecnología y financieri­zación, se encuentran, se refuerzan mutuamente y producen un impacto aún mayor en la sociedad.

Pero aquí está el dilema: a medida que la tecnología avanza y se vuelve más accesible, comienza a reemplazar trabajos y a reducir los precios de los productos y servicios. Puede sonar bien al principio, pero causará problemas a muchas economías que no están preparadas para un mundo donde los precios decrecen y tienden a cero. Por ejemplo, cuando los precios bajan constantem­ente, la gente suele esperar y no gastar su dinero. Esto conduce a la deflación. En otras palabras, cuando los precios siguen bajando y la economía se estanca.

Para evitarlo, los gobiernos recurren a traer consumo del futuro hacia el presente. Se endeudan con el objetivo de incentivar el consumo hoy a costa del consumo futuro.

La deuda tiene el poder de ir al futuro y regresar al presente, no está limitada por el tiempo ni por el espacio. Yo puedo quitar poder adquisitiv­o a mi yo futuro, y viceversa. El dinero en forma de deuda fluye hacia activos financiero­s como acciones, casas o criptos, y los precios suben.

Quienes se benefician son las personas poseedoras de tales activos porque ven su riqueza crecer. Los demás ven cómo cada vez es más difícil adquirir activos porque son cada vez más caros. Los hogares con menores ingresos se tienen que endeudar, lo cual beneficia el precio de los activos que los hogares con más ingresos ya tienen.

Como resultado, vemos una creciente brecha entre los que tienen mucho y los que tienen poco, y es así como surgen las tensiones sociales y políticas, que a menudo se manifiesta­n en protestas y el surgimient­o de líderes populistas.

Se está produciend­o entre la tecnología y el capital financiero una especie de efecto Fujiwhara

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