UCR deberá indemnizar a alumnos que reclaman ‘cadena de engaños’
› Jueces les dieron la razón en largo proceso judicial que se inició en el 2017
En 2012, Floyd Peterkin, vecino de Pueblo Nuevo, en Limón, entró a la Universidad de Costa Rica (UCR) con la ilusión de graduarse en la primera generación de ingenieros en Marina Civil, pero 12 años después ese sueño se transformó en una larga pesadilla por una serie de incumplimientos de la casa de estudios que le impidieron conseguir el título.
Peterkin, de 29 años, afirma que la UCR incurrió en una “cadena de engaños” al abrir matrícula para una carrera que no tenía convenios con universidades internacionales para procesos de práctica y certificación, no disponía de los equipos de simulación necesarios y no tenía el marco legal para la formación de marinos.
Ante esa situación, Peterkin
y otros seis alumnos demandaron a la U en el Tribunal Contencioso Administrativo y, después de un proceso legal de cinco años, consiguieron una indemnización de ¢10 millones para cada uno por daño moral, el pago de entre 12 y 24 salarios por las remuneraciones dejadas de percibir y el reintegro de los gastos por concepto de matrícula, créditos y otros desembolsados durante su periodo de estudios.
“Nosotros ingresamos a esta carrera de buena fe, como prueba aportamos nuestros expedientes académicos y todos cumplimos con los requisitos necesarios para graduarnos”, expresó Peterkin.
Las indemnizaciones relacionadas con salarios no recibidos oscilan entre $36.000 y $72.000 por cada uno de los estudiantes. Sin embargo, el 29 de febrero, Carlos Lanzas, abogado de los jóvenes, presentó una gestión de adición y aclaración en el que pide reconsiderar ese aspecto, pues argumenta que los afectados tienen más de dos años esperando por su titulación.
Lanzas declaró que si les dan la razón en este punto, las reparaciones económicas para cada estudiante podrían crecer hasta $200.000.
Una prueba del desorden con el que la UCR abrió esta carrera es que hasta el 2018 se aprobó la ley 9.418, en la cual se aprueba la adhesión de Costa Rica al Convenio Internacional sobre Normas de Formación, Titulación y Guardia para la gente de mar de 1978, pues sin esa incorporación era imposible graduar ingenieros en Marina Civil.
Gustavo Gutiérrez, rector de la UCR, aseveró que son respetuosos de lo dictado por los jueces y que cumplirán con lo dispuesto en la sentencia.
Señaló que, desde 2021, la UCR se enfocó en consolidar la carrera al ofertar un curso de prácticas profesionales de embarque.
Manifestó que, entre otras medidas, se logró la homologación temporal otorgada por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes y la certificación internacional ISO-9001-2015 para garantizar la calidad del plan académico y se elaboró una estrategia para remediar los problemas de graduación de los estudiantes.
Sin poder trabajar. Peterkin relató que pese a que seis estudiantes de su generación ya lograron graduarse como ingenieros en Marina Civil, no han logrado trabajar en embarcaciones porque Costa Rica no pertenece a la “lista blanca” de países miembros de la Organización Marítima Internacional (OMI).
La “lista blanca” incluye a las naciones que han cumplido con el Convenio Internacional sobre Normas de Formación, Titulación y Guardia para la gente de mar de 1978.
“Le puedo decir que ninguna de las personas de mi generación que logró graduarse ha conseguido trabajo en lo que estudiaron”, comentó el joven, quien años atrás decidió iniciar estudios en administración de empresas en el Tecnológico de Costa Rica.
No obstante, aún quiere graduarse en Marina Civil. En su caso, tiene pendiente un periodo de práctica en una embarcación, proceso que debe hacer fuera del país.
Las primeras alertas de que algo andaba mal, con la carrera que matricularon, llegaron en el 2017, cuando, según el muchacho, enfrentaron problemas para realizar su segundo periodo de práctica. En ese año, recordó, regresaron de un periodo de embarque internacional y notaron que la UCR no lograba inscribirlos para obtener nuevas certificaciones, lo cual los hizo sospechar.
Luego, descubrieron que no era cierto que la Universidad mantenía un convenio con un centro de estudios español para conseguir una “doble titulación”.
“La Universidad no cumplió con su parte, nos hicieron promesas de que existían convenios internacionales y que tendríamos una doble titulación, pero nada de eso era cierto”, concluyó el estudiante.
NOSOTROS INGRESAMOS A ESTA CARRERA DE BUENA FE, COMO PRUEBA APORTAMOS NUESTROS EXPEDIENTES ACADÉMICOS Y TODOS CUMPLIMOS CON LOS REQUISITOS NECESARIOS PARA GRADUARNOS”.
“LA UNIVERSIDAD NO CUMPLIÓ CON SU PARTE, NOS HICIERON PROMESAS DE QUE EXISTÍAN CONVENIOS INTERNACIONALES Y QUE TENDRÍAMOS UNA DOBLE TITULACIÓN, PERO NADA DE ESO ERA CIERTO”.
Floyd Peterkin Estudiante