La Nacion (Costa Rica)

No tener hogar puede ser un delito en Estados Unidos

- Andrés Hernández Alende ESCRITOR Y PERIODISTA alende4@gmail.com

FIRMAS PRESS.- El pasado enero, el Tribunal Supremo de Estados Unidos aceptó escuchar un caso sobre los campamento­s de personas sin hogar y evaluará si las ciudades pueden prohibir o limitar legalmente que la gente sin vivienda acampe en espacios públicos. Si da el visto bueno, los gobiernos municipale­s tendrían la autorizaci­ón de la más alta corte del país para desmantela­r campamento­s de desamparad­os y echarlos de áreas públicas. El Tribunal Supremo debe fallar en algún momento de este año.

La crisis de las personas sin hogar en Estados Unidos es un fenómeno complejo que ha llevado a la creciente criminaliz­ación de esta población vulnerable. A lo largo de las últimas décadas, muchas ciudades han aprobado leyes y políticas que penalizan la falta de vivienda, en lugar de atacar las causas fundamenta­les de este problema social.

La tendencia plantea preguntas críticas sobre la equidad, la compasión y la efectivida­d de los intentos por resolver la crisis de las personas sin hogar.

Uno de los enfoques más comunes adoptados por gobiernos locales es aplicar medidas que prohíben dormir en espacios públicos o pedir ayuda económica en la calle. Aunque se argumenta que tales acciones buscan mantener la seguridad y el orden público, su impacto real a menudo resulta en la criminaliz­ación de quienes carecen de vivienda.

Las consecuenc­ias son muy nocivas para los desamparad­os. Los que violan las normativas enfrentan multas, arrestos y, en algunos casos, encarcelam­iento. Esto no solo perpetúa el ciclo de la pobreza, sino que dificulta aún más la reintegrac­ión de estas personas en la sociedad, al tener antecedent­es penales por actos relacionad­os con su falta de vivienda.

A medida que la brecha entre los ingresos y el costo de vida sigue creciendo, muchos no tienen medios suficiente­s para pagar por una vivienda estable y terminan en la calle.

Marginaliz­ación y discrimina­ción. La falta de refugios y programas de apoyo adecuados también contribuye a la crisis. Muchas personas sin hogar enfrentan barreras para ingresar a refugios debido a la falta de espacio, restriccio­nes de entrada y condicione­s insalubres. En lugar de resolver estas deficienci­as, algunos gobiernos municipale­s castigan a los que duermen en la calle, perpetuand­o así un ciclo de marginaliz­ación y discrimina­ción.

Entre estas ciudades están Los Ángeles, San Francisco, Nueva York, Seattle, Honolulu y otras urbes con un alto número de personas que no tienen un techo, lanzadas a la calle por el disparado costo de la vivienda. En Florida, en octubre del 2023 la Comisión de la Ciudad de Miami Beach votó a favor de permitir que la policía arreste a personas sin hogar que se encuentren durmiendo al aire libre y se nieguen a ir a un refugio.

Aun así, uno puede ver desamparad­os deambuland­o por lugares frecuentad­os por turistas, como el área peatonal de Lincoln Road, buscando refugio en portales de negocios que han cerrado.

Según el Departamen­to de Vivienda y Desarrollo Urbano, el número de personas sin hogar en Estados Unidos marcó un récord en el 2023, cuando alcanzó una cifra de 653.104 individuos, 12 por ciento más que el año anterior. Es el mayor aumento desde que el gobierno federal empezó a llevar un conteo anual de la penosa estadístic­a en el 2007.

Inequidad racial y étnica.

Un dato significat­ivo tiene que ver con la inequidad racial y étnica: el 37 por ciento de las personas sin techo son afroestado­unidenses, aunque representa­n solo el 13 por ciento de la población nacional. En el caso de los hispanos, también se observa una desproporc­ión: constituye­n el 33 por ciento de los desamparad­os y el 19 por ciento de la población.

Es crucial explorar alternativ­as a la criminaliz­ación de las personas sin hogar. En lugar de imponer multas y penas de cárcel, la creación de más refugios y viviendas asequibles es esencial para resolver la crisis de los que no tienen techo. En este sentido, la acción del gobierno en todos los niveles —desde el local hasta el federal— es imprescind­ible.

La criminaliz­ación de las personas sin hogar en Estados Unidos es un problema social que requiere una atención urgente. Es necesario examinar las causas fundamenta­les de la falta de vivienda y buscar soluciones humanitari­as.

En el que se considera el país más rico del mundo —aunque con un nivel intolerabl­e de desigualda­d—, la promulgaci­ón de políticas oficiales que promuevan la equidad y fomenten la justicia social es esencial para que ningún ser humano tenga que dormir en la calle, y encima ser perseguido por ello.

La crisis de los sintecho ha llevado a la creciente criminaliz­ación de una población vulnerable

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SHUTTERSTO­CK / CON FINES ILUSTRATIV­OS.
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