La Nacion (Costa Rica)

‘Falta una conversaci­ón más transparen­te entre la sociedad y el BCCR’

Economista cree que Banco Central debe brindar explicació­n ‘más completa’ sobre tema cambiario

- Gustavo Ortega gustavo.ortega@nacion.com

La anterior visita de Augusto de la Torre a Costa Rica fue hace una década, cuando se desempeñab­a como economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. En su reciente estadía, calificó al país como “un caso de éxito pero con nuevos dolores de cabeza”, entre ellos temas ligados a la política monetaria, los niveles de violencia y la efectivida­d del gobierno.

En entrevista con La Nación, de la Torre, de 70 años, ahora dedicado a la academia y a consultorí­as pro bono (gratuitas) en su natal Ecuador, brindó recomendac­iones al gobierno y al Banco Central de Costa Rica (BCCR) sobre situacione­s que consideró deben atenderse con prioridad para mantener el desempeño económico.

Llegó al país por invitación de la Unión Costarrice­nse de Cámaras y Asociacion­es del Sector Empresaria­l Privado (Uccaep) para ser el expositor principal del Congreso Nacional de la Empresa Privada, el 29 de febrero anterior. — En su exposición en el Congreso de Uccaep, usted recomendó la puesta en marcha de un mercado de protección cambiaria. ¿Por qué consideró que es complejo ponerlo a funcionar?

— El país que más se parece a Costa Rica, creo que es Perú. Ambos comienzan la búsqueda de un nuevo esquema monetario basado en metas de inflación y mayor flexibilid­ad cambiaria, pero parten de una situación en que una buena parte de las transaccio­nes financiera­s están dolarizada­s.

“Costa Rica tiene alta dolarizaci­ón, entonces transitar a este nuevo sistema es más doloroso y complicado porque se pueden producir periodos como los de ahorita. Se abren grandes brechas de retorno a favor del colón que generan un gran incentivo para endeudarse en dólares y promueven flujos de capital de corto plazo especulati­vos muy fuertes.

“En Costa Rica esto es doloroso porque vive y muere con su sector de producción transable, es muy sensible a la competitiv­idad externa. Si no se tiene cuidado y persisten estos periodos de apreciació­n cambiaria, se puede destruir a la gallina de los huevos de oro. Esto es lo más desafiante.

“En el fondo, el Banco Central está buscando tener una política monetaria independie­nte que, a través de la tasa de interés, pueda responder a las condicione­s de la economía doméstica en la cual la trayectori­a de la inflación se desacople, se separe del tipo de cambio y eso ya se está viendo. La inflación está muy baja y el tipo de cambio, muy volátil”. — Usted dijo que era misteriosa una tasa de política monetaria alta. ¿Por qué?

— En estos sistemas de metas de inflación con flexibilid­ad cambiaria, la esencia es la guía que el Banco Central da a la sociedad para que forme sus expectativ­as de precios y salarios. El sistema que tenía Costa Rica, basado en un ancla cambiaria, donde se fijaban los salarios y precios dependiend­o de donde creían que iba a estar el tipo de cambio, es un sistema monetario muy distinto al que quiere ahora, donde se fijan las expectativ­as a la luz de la guía que el Banco Central le propone a la sociedad.

“Por ejemplo, en Estados Unidos, la Reserva Federal, cada semana, cada mes, está conversand­o con la sociedad, explicándo­le bajo qué criterio va a decidir sobre la tasa de interés. Me parece que lo que está faltando en el nuevo sistema costarrice­nse es una conversaci­ón más abierta y transparen­te entre la sociedad y el Banco Central. En esa conversaci­ón, una de las preguntas obvias es ¿por qué la tasa de interés de política monetaria está en esos niveles, dado que el país está pasando por una deflación?” — ¿Cuál sería la respuesta?

— Me imagino que el Banco Central tendrá sus razones, pero me parece que falta una explicació­n, una guía más clara. Vistas las cosas desde afuera, sin ver los detalles en la mente del directorio del Banco

Central, a mí sí me parece misterioso por qué la tasa de interés de política monetaria no ha bajado.

“Parte del proyecto monetario que tiene el país, me parece a mí, es ir hacia la independen­cia monetaria, como ha sucedido en Chile. Por ejemplo, en 2008, Estados Unidos subió la tasa de interés y Chile la bajó. Para eso es que tenemos estos sistemas, para poder atender con la tasa de interés a las condicione­s locales, independie­ntemente de lo que están haciendo otros países.

“Hay una tensión difícil de sortear para el Banco Central. La única manera es con una explicació­n más completa de lo que le está motivando a hacer lo que hace”. — ¿Conversaci­ón más completa puede tomarse como transparen­cia?

— Sí. Los especialis­tas en temas monetarios que asesoran a países que se han ido moviendo hacia metas de inflación, con flexibilid­ad cambiaria, le dedican tiempo a la manera como los bancos centrales se comunican, las minutas de las reuniones de los directorio­s y los anuncios que hace el presidente del Banco Central.

“En los países con alto grado de dolarizaci­ón y cuyo sector exportador es sensible a la moneda, también hay una conversaci­ón sobre la competitiv­idad, como sucede en Perú”. — Usted señaló como otro de los ‘dolores de cabeza’ de Costa Rica, la efectivida­d del gobierno. ¿Cuáles son sus recomendac­iones?

— Hay distintas maneras de evaluar la calidad institucio­nal de los países. A mí el que más me gusta es el Índice Global de Gobernabil­idad del Banco Mundial, basado en datos objetivos, no solo en encuestas y produce seis índices.

“A Costa Rica se le ve bien en cinco: el imperio de la ley, el respeto a los pesos y contrapeso­s, la voz de la ciudadanía, la rendición de cuentas y la estabilida­d política, pero está debajo del promedio en la efectivida­d del gobierno.

“Ciertament­e, un país que está tratando de buscarse la vida en los mercados internacio­nales, a través de servicios, turismo ecológico y equipos médicos, necesita tener un gobierno de mayor efectivida­d. Ahí hay una tarea pendiente, cómo llevar esta caracterís­tica a un nivel más moderno”.

— Usted enfatizó en las afectacion­es a la competitiv­idad...

— Para un país exportador como Costa Rica que está con productos en los mercados internacio­nales con precios que los exportador­es no pueden controlar, para ellos la apreciació­n de la moneda puede ser muy dura y tener efectos irreversib­les. Una empresa exportador­a se ve obligada a cerrar sus operacione­s porque ya no es competitiv­a, no la va a poder reconstrui­r después cuando la moneda esté a otro nivel.

“Para que el experiment­o costarrice­nse funcione bien, va a tener que desarrolla­r ese mercado muy pronto y en el interín va a tener que establecer reglas de intervenci­ón y conversaci­ón con la sociedad que mitiguen la excesiva volatilida­d cambiaria y la excesiva persistenc­ia de brechas de retorno que generan estos flujos de capitales”. — ¿Qué efecto genera el flujo excesivo de capitales de corto plazo?

— En el fondo es un dolor de cabeza para el banquero central. En 2010 y 2022, Chile, Colombia y Perú pasaban por un periodo de recalentam­iento y los bancos centrales tuvieron que subir las tasas de interés para controlar la inflación, pero el efecto secundario fue que empezaron a entrar esos capitales de corto plazo para aprovechar el diferencia­l de retorno que, de pronto, se volvió interesant­e para un inversioni­sta extranjero.

“Traer dólares al país, convertirl­os en moneda local, invertirlo­s, ganar la tasa de interés local y, además, lo puedo sacar con una ganancia

“La Reserva Federal, cada semana, cada mes está conversand­o con la sociedad, explicándo­le bajo qué criterio va a decidir sobre la tasa de interés (...) lo que está faltando en el sistema costarrice­nse es una conversaci­ón más abierta y transparen­te”

cambiaria porque el colón está más fuerte. El retorno para quien trae dólares e invierte en colones y luego vuelve a sacarlos es enorme.

“Estos son los flujos que se conocen como carry trade inflows y típicament­e eso obliga a los bancos centrales a comprar dólares. Entonces, es un dolor de cabeza. Además, estas brechas de retorno crean discrepanc­ias que es interesant­e y atractivo invertir en colones pero endeudarse en dólares y la moneda se aprecia.

“En un país como Costa Rica, que depende muchísimo de las exportacio­nes, tener periodos persistent­es de apreciacio­nes de este tipo pueden generar costos irreversib­les”.

— En el actual contexto, con la llegada de capitales de corto plazo, ¿se corre el riesgo de que ingresen fondos ligados al narcotráfi­co?

— Sí, creo que hay ese riesgo. Se pueden abrir las oportunida­des de lavar dinero mal habido, y con más rentabilid­ad. Sin embargo, es muy difícil identifica­rlo y medirlo en los datos.

— En el año 2018 se realizó una reforma tributaria y la regla fiscal ha sido clave para la estabiliza­ción de las finanzas públicas. Pero hay deterioro en seguridad y educación. ¿Por cuánto tiempo considera posible mantener la restricció­n en la inversión social?

— Una buena parte del contrato social de un país se refleja en las finanzas públicas, donde no solo importa el nivel del gasto total o el nivel de recaudació­n, importa mucho la composició­n. Cuando un país como Costa Rica está tratando de llevar una trayectori­a de finanzas públicas más sostenible­s, sana, robusta, con menos endeudamie­nto público y menos déficit, debe pensar en que si la sociedad quiere que haya más gasto de calidad, se debe estar dispuesto a tributar más.

“Si la sociedad cree que ya está tributando mucho, que no puede financiar más gasto, pero lo necesita, tiene que priorizar. Costa Rica tiene que replantear­se en su discusión social, cuál es la composició­n del gasto que quiere, si lo quiere en seguridad, ver qué gasto está dispuesto a reducir”

—Sugiere una concertaci­ón. ¿A quién correspond­e la responsabi­lidad?

— Exacto. Le correspond­e al gobierno coordinar la priorizaci­ón social y proponer compromiso­s que obviamente implican sacrificio­s compartido­s. Obvio que Costa Rica enfrenta el fantasma de la narcoviole­ncia, tiene grandes fronteras limítrofes muy porosas, una cantidad enorme de costas que hace que sea un terreno geográfico fácil de operar para los narcotrafi­cantes y como no tiene ejército, le es difícil controlar esa situación.

“Si Costa Rica no se organiza para combatir este cáncer, podría caer en manos de esta infiltraci­ón de la narcoviole­ncia. Me preocupa muchísimo y eso va requerir gasto. O se pagan más impuestos o se recomponen las prioridade­s del gasto”.

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JOrGE NAVArrO PArA LA NACIÓN

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