Devolvamos el brillo al Castella
El deterioro del Conservatorio de Castella, casa de enseñanza artística que tantos frutos le ha dado a Costa Rica y el mundo, es una realidad desde hace varias décadas.
No digo que sus primeros años fueron fáciles, ya que la historia más bien está llena de esfuerzos y sacrificios de una gran cantidad de personas bajo la mano de su visionario fundador, pero sí es palpable que ha venido a menos.
Los mayores afectados son los estudiantes, quienes son la razón fundamental de la existencia y el valor de la institución, así como sus profesores, que han hecho una labor de servicio en condiciones de carencia extrema.
Cualquiera de nosotros que haya visitado sus instalaciones en Barreal de Heredia o Sabana se habrá dado cuenta de que algo no funciona, que hay un antes y un después de aquellos años para quienes queríamos estudiar una carrera artística, y desde temprana edad sabíamos que ahí se podía cursar con excelencia y ser feliz.
La institución no debe ni puede por interés nacional seguir así, ya que de ella dependen otras instituciones del Estado que se nutren de jóvenes artistas para cumplir con sus fines de educación superior.
Hay que reconocer que bajo el modelo actual su gestión sustantiva se ha deteriorado, su infraestructura ya no es apta y que su gobernanza bajo un modelo público no le ha dado buenos frutos. En la vida siempre podremos tomar varios caminos...
Ojalá primero imperen en la comunidad del Castella la serenidad y la fraternidad en todo este asunto, con el afán de tomar acertadas decisiones con sabiduría y para devolver luz de belleza a la noble institución benemérita de Costa Rica.
El arte es nuestra patria común, nuestra identidad, y por ello necesitamos que vuelva a brillar el Conservatorio de Castella.