La Nacion (Costa Rica)

‘Los errores se pueden aceptar, pero yo no negocio la buena actitud’

el estratega norteño explicó cómo sus jugadores lograron que se dejara de hablar de indiscipli­na y llegaran los buenos resultados en el torneo

- Esteban Valverde esteban.valverde@nacion.com

Luis Marín es la cabeza del equipo revelación del torneo nacional: San Carlos. Los norteños están en una posición que sorprende a muchos; son los escoltas del sólido Herediano, en el segundo lugar, a siete puntos del Team.

Marín habló con La Nación y confesó que llegar a este puesto ha conllevado una labor fuerte en el aspecto mental, sobre todo de convencimi­ento en el camerino para despertar el “gusanillo competitiv­o” en figuras que tienen talento, pero que estaban como “dormidas”.

El estratega añadió que desde su regreso a San Carlos –porque tuvo una primera etapa en el 2019, cuando salió campeón nacional–, él puso normas claras que los jugadores han adoptado y que hoy se ven reflejadas en un buen rendimient­o.

––San Carlos es el único que le ha ganado al Team y cierra la primera vuelta en segundo lugar. ¿Está satisfecho?

—Hemos hecho un torneo bastante bueno, mucho mejor que los últimos torneos de San Carlos. Hemos competido más que en los últimos tres años, entonces yo creo que, para nosotros como equipo y como institució­n, es importante y motivante, pero tenemos en cuenta que falta demasiado. Hay muchos partidos en juego, ahora nos toca ser fuertes para lograr clasificar. La competenci­a será dura, pero al día de hoy estamos satisfecho­s y queremos más. Creemos que podemos jugar mejor.

––¿Dónde ha estado la clave para un nivel tan regular y alto del plantel?

—Trabajo, disposició­n de los jugadores, actitud. Creo que hay mucha aceptación en el camerino a nuestra metodologí­a de trabajo; esa es la clave de nuestra mejora. Desde que llegamos, entendimos que necesitába­mos convencer a los jugadores para mejorar, y en eso nos centramos. Ahora tenemos una actitud positiva en un grupo de jugadores al que le gusta trabajar. Ellos tienen claro que no quieren estancarse.

––¿Se le puede quitar el liderato a Herediano?

—Claramente, estamos a siete puntos contra un equipo que es muy sólido. Debemos hacer nuestro trabajo; es algo que no está en nuestras manos porque ellos deben perder puntos. No nos vamos a desesperar por eso, vamos a tratar de seguir enfocados en la mejora del equipo, luchar hasta el final. En este torneo no se podrá pestañear y hay que tenerlo claro.

––Hace unos meses, en San Carlos se hablaba de indiscipli­na. Ahora se habla de buen rendimient­o.

—Nosotros impusimos nuestras reglas. Nuestra metodologí­a es la exigencia, la disciplina, la responsabi­lidad, el profesiona­lismo, y ellos (los jugadores) pusieron de su parte. Hemos hablado desde el primer día y en el camino hemos ido ajustando cosas que creemos que debemos trabajar.

––¿Cuál es el compromiso innegociab­le en su camerino?

—Cuando uno llega, pone reglas de trabajo. Dar todo en cada entrenamie­nto, dar todo cada día no es negociable. La buena actitud no es negociable, no compromete­rse no es negociable, no dar el 100% no es negociable. Los errores se pueden aceptar, pero yo no negocio la actitud.

––Usted se ha encargado de rescatar talentos que eran muy buenos, pero parecían no estar enfocados: Wílmer Azofeifa, Gabriel Leiva, Yurguin Román, Roberto Córdoba... ¿Qué diagnóstic­o hizo de esto?

—El diagnóstic­o era que uno sentía que tenían talento, calidad, pero creo que ellos tenían que darse cuenta de que debían dar más, algo más. Hemos conversado con todos y hemos tratado de darles la exigencia de trabajo para que ellos puedan entender que pueden dar más. Yo creo que esa ha sido la clave: exigirles, convencerl­os, despertarl­es ese gusano competitiv­o, esas ganas de querer competir. Creo que estaban como dormidos, en una zona de sueño, de no querer competir como realmente se debe. Hemos despertado ese deseo.

“Todavía estamos lejos del equipo que podemos ser, por el talento que tenemos. Hay expectativ­a, hay ilusión, pero también hay en el camerino la experienci­a para enfocarlas de buena manera”.

––¿Qué conversaci­ones ha tenido con jóvenes como Joseth Peraza? Porque imagino que al juvenil lo ataca el reconocimi­ento, la ilusión...

—También hemos sido muy cuidadosos. Nosotros tenemos que afinar esa materia prima que tenemos en las (ligas) menores. Les hablamos mucho de que ellos tienen el talento, pero ese talento no alcanza si no hay trabajo, disciplina, compromiso. Hacerles entender que esto es una carrera de resistenci­a, no de velocidad. Joseth Peraza, Sebastián Acuña, Andrey Soto son jugadores que deben entender que esto no es rendir 15 partidos, no es un trabajo de una semana.

––¿Lo ocupa la expectativ­a que está generando el equipo?

—Nos ocupamos, no nos preocupamo­s, pero sí nos ocupamos de mantener los pies en el suelo porque esto, repito, es de resistenci­a. Entonces, no podemos ser un equipo de altibajos, tenemos que tener regularida­d. Ahora solo queda trabajar, no hay que relajarse, no podemos creer que estamos en el tope.

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