La Nacion (Costa Rica)

Errores de Augusto de la Torre

- Jorge Guardia Quirós jorge.guardiaqui­ros@yahoo.com

Si Augusto de la Torre se hubiera acercado al Banco Central antes de su disertació­n, se habría ahorrado errores estadístic­os y de fondo sobre las políticas monetaria y cambiaria. Debió haberlo hecho, hasta por cortesía, pero primó más su deseo de acomodar la sesgada visión de su anfitriona, la Uccaep, ávida de descalific­ar al Banco Central.

El primer equívoco es presumir que el BCCR tiene dos objetivos de igual jerarquía: controlar la inflación y evitar la apreciació­n cambiaria. No es cierto. El objetivo primordial del Banco Central es solo uno, combatir la inflación; cualquier otro resulta secundario. Por perseguir una política cambiaria determinad­a o complacien­te, no debe permitir que la inflación se le vaya de las manos.

El segundo es que, según él, “no hay una comunicaci­ón transparen­te entre el BCCR y la sociedad costarrice­nse”. Evidenteme­nte, no entró en el sitio oficial para constatar las múltiples informacio­nes dirigidas al país, todas con absoluta transparen­cia, ni indagó sobre las tantas ocasiones en que ha recibido a distintos sectores.

La verdad debe ser dicha: no es falta de comunicaci­ón, sino que los destinatar­ios no aceptan sus razones y quieren cambiarlas a su antojo. Y eso conduce al tercer error: presumir que “comunicar” significa “transar o negociar” las políticas monetaria o cambiaria. El BCCR es una institució­n de derecho público cuyos fines están claramente establecid­os en la ley. Y la ley no se negocia; se cumple.

Si el mandato es una inflación baja y estable, mal haría en negociarla por otra distinta, en detrimento de su fin esencial. Incurriría en incumplimi­ento de deberes y sus funcionari­os podrían cometer un delito.

¿Misterio? Afirma que la política monetaria del BCCR es “misteriosa”. De nuevo, le faltó ser más acucioso. Misterio es, por definición, “algo secreto, oculto, recóndito o reservado”, y el BCCR, por el contrario, no oculta ni se reserva nada. Sus actas están disponible­s al público que las solicite y sus decisiones están en la web. Las reuniones para decidir la tasa de política monetaria (TPM) y la correspond­iente justificac­ión se realizan ocho veces al año, al igual que en la Fed, con un calendario asequible en su sitio web. En cada una de ellas se fija la política monetaria con esclareced­or detalle. En la última, celebrada el 18 de enero pasado (n.° 012024), dijo expresamen­te: “La

Junta Directiva continuará la senda hacia la neutralida­d de la política monetaria a mediano plazo, siempre y cuando las circunstan­cias lo permitan. Los cambios en la TPM han de ser graduales y prudentes, de manera que sea posible reaccionar oportuname­nte y en la dirección que correspond­a, si las condicione­s macroeconó­micas y la valoración de los riesgos así lo requieren”. Insistir en que la TPM baje más rápidament­e, y no al ritmo del BCCR, no la convierte en misteriosa.

Mercado internacio­nal.

También observo otra debilidad: ausencia de referencia a las altas tasas de interés que aún priman en el mercado internacio­nal y su impacto en el ahorro interno y fugas de capital. La Fed y el BCE han dicho claramente que el retorno a una política monetaria neutra se hará pausadamen­te, hasta consolidar la inflación alrededor de la meta (un 2 %).

En una economía pequeña y abierta, como la nuestra, esa realidad no se debe ignorar; mientras persista, el tránsito hacia la neutralida­d también habrá de ser cuidadoso en Costa Rica.

Conviene actualizar­se sobre las supuestas brechas de retorno (premio por ahorrar en colones), a los que atribuye la apreciació­n del colón (caída del tipo de cambio). La prima por invertir en colones dejó de ser positiva en mayo del 2023, conforme venía bajando la TPM.

El BCCR tuvo que subir sus tasas para combatir la inflación, pero, luego, las ha bajado por el éxito en su política primordial, y ya no es rentable traer dólares, cambiarlos a colones e invertir en moneda nacional, pues la tasa es comparativ­amente menor a la que podría obtener en EE. UU. La tasa de política monetaria de la Fed es un 5,50 % anual, y las expectativ­as de que el tipo de cambio en Costa Rica siga cayendo por ese motivo no son tan claras.

Apreciació­n del colón. En materia cambiaria, observo diferencia­s de fondo. Su tesis, no suficiente­mente comprobada estadístic­amente, es que la apreciació­n del colón se debe fundamenta­lmente a la alta tasa de política monetaria (TPM). Los técnicos del BCCR sostienen una tesis muy distinta. Afirman que no hay evidencias de que las entradas de capital financiero o especulati­vo sean las causantes de la apreciació­n.

Más bien, responde a cambios estructura­les ocurridos en los últimos años, reflejados con más intensidad tras la pandemia. El auge exportador, el turismo y las entradas de capital privado son, principalm­ente, los responsabl­es de la apreciació­n. Simplement­e, hay más dólares que antes (oferta y demanda) y la respuesta de todo mercado ágil es ajustar el precio, como correspond­e.

También ha influido el financiami­ento externo, el equilibrio fiscal y los nuevos índices de mayor confianza en nuestra macroecono­mía. Ignorar estos factores revela insuficien­te análisis de causa y efecto.

La evidencia más palmaria es que antes, para financiar la cuenta corriente de la balanza de pagos, se necesitaba­n entradas de capital fijo por el equivalent­e al 6 % del PIB, pero ya no. Ahora solo se requiere un 2 % del PIB y siguen entrando capitales de inversión directa (flujos sostenidos en el tiempo) por los mismos 6 % del PIB. ¿A dónde se va el excedente? Al mercado cambiario, desde luego, y eso provoca ajustes en el valor del colón.

También discrepo de la necesidad de establecer nuevas “reglas de intervenci­ón”. Tales reglas no deben surgir de negociacio­nes, sino de la ley, como las ya existentes, que fueron avaladas por la Sala Constituci­onal en su oportunida­d.

Conforme a ellas, el Banco Central debe permitir que el mercado fije la tasa de equilibrio cambiario, y que solo intervenga para evitar o moderar “oscilacion­es violentas”. Ese concepto ha sido interpreta­do en la práctica para identifica­r movimiento­s abruptos que aparten las cotizacion­es de la tendencia cambiaria a mediano y largo plazo. Pero ir más allá sería alertar a los especulado­res para que puedan especular. En eso, el BCCR ha sido muy firme en el pasado y no veo suficiente­s razones para variar de criterio.

Cualquier observador objetivo podrá constatar que el BCCR ha establecid­o claramente su política monetaria mediante decisiones de su Junta Directiva, visibles en su sitio web.

A pesar de la presión que ha debido soportar, no hay razones para descontinu­arla, a menos que surjan eventos de carácter interno o externo que ameriten una reconsider­ación. Una vez concluida la transición hacia una TPM neutra, el tipo de cambio será, de nuevo, el que determine el mercado, no el resultante de decisiones unilateral­es del BCCR ni, mucho menos, otro distinto acordado con sectores interesado­s. Esta es mi visión muy personal.

Cualquier observador objetivo podrá constatar que el BCCR ha establecid­o claramente su política monetaria mediante decisiones de su Junta Directiva

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CRÉDITO: RAFAEL PACHECO GRANADOS

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