La Nacion (Costa Rica)

Solidarida­d con pan y chocolate

- rmatute@nacion.com

Hace unos días tuve el privilegio de presenciar en una panadería de San Juan de Tibás una cadena de acciones impulsadas por el más espontáneo y desinteres­ado sentido de solidarida­d.

Cerca de las 7:20 a. m. de la calurosa mañana del martes, una mujer apareció en la puerta del local. Su rostro pálido, postura encorvada y temblor en las manos llamaron la atención de los presentes. Uno de los comensales que estaban de pie frente al mostrador le preguntó si se sentía bien. Ella movió suavemente la cabeza para decir que no, y, entonces, el hombre la tomó del brazo y la llevó hasta una silla. La encargada de la panadería le ofreció un vaso de agua, pero al escuchar que se le había bajado la presión por el calor, le envió un pancito relleno de caramelo y una taza de chocolate caliente para reanimarla.

Mientras tanto, otro cliente y un guarda del centro comercial donde está ubicado el negocio acudieron a un laboratori­o cercano para preguntar si había algún médico que pudiera ayudarla. Les dijeron que no, pero en cambio los enviaron de vuelta con un buen trozo de algodón y alcohol para que la muchacha lo oliera. También, le mandaron gomitas azucaradas.

La mujer seguía descompues­ta. La encargada del local le dijo que se quedara todo lo que necesitara y que si quería se recostara en un diván. En eso, otro agente se acercó para preguntarl­e si deseaba que llamara una ambulancia.

Ella respondió con un no, que pronto iba a ponerse bien; sin embargo, siguió decaída y sus manos no dejaban de temblar. Pasaron los minutos y entonces otro cliente le preguntó si quería que la llevara a su casa. Aceptó, y se marcharon.

Al día siguiente, más o menos a la misma hora, vi a la mujer enfrente de la panadería. Lanzó una rápida mirada, a modo de agradecimi­ento, mientras pasaba a la par de uno de los guardas que la ayudaron el día anterior.

Ninguno reconoció al otro. Sin embargo, el Ser Supremo quiso que ellos y los otros protagonis­tas de esta historia cruzaran caminos en un momento específico de sus vidas para construir un maravillos­o acto de solidarida­d.

En tiempos en que tanto se habla sobre la pérdida de valores, pequeños hechos como este representa­n una bocanada de esperanza. Nos confirman que no todo está perdido, que todavía podemos creer en el prójimo.

 ?? Ronald Matute JeFe de inFormaCiÓ­n de la naCiÓn ??
Ronald Matute JeFe de inFormaCiÓ­n de la naCiÓn

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica