La Nacion (Costa Rica)

El hábito de llegar tarde

- Marcos Arroyo Flores PoLITÓLoGo Y aBoGado mvarroyofl@gmail.com

No me estoy refiriendo a quienes incumplen con un horario o acostumbra­n llegar a destiempo a las reuniones, lo cual, además de una descortesí­a, es reprochabl­e, sino al comportami­ento de reaccionar o salir corriendo a resolver un problema cuando se está al límite de una situación, habiendo tenido la oportunida­d de manejarlo con más calma, sin la presión del tiempo, para evitar que se agrave, cause tensión y eleve los costos.

El ejemplo más cercano lo encontramo­s en las recientes informacio­nes que anuncian el final del Parque de Tecnología Ambiental, en la Uruca, conocido como relleno sanitario de La Carpio.

Dependiend­o de la gestión, las tensiones se elevarían entre las partes involucrad­as, comenzando por definir dónde se dispondrán los residuos tras el cierre, porque los cambios a los que como sociedad debemos aspirar para una real gestión integral de los residuos no se producirán de la noche a la mañana.

No es casualidad que los esfuerzos pasados para la instalació­n de rellenos en Santa Ana, Jateo de Mora y más recienteme­nte en Turrúcares o Miramar hayan chocado con pared o enfrenten la oposición acérrima de la comunidad.

Tal resistenci­a no es para menos, porque han existido nebulosas vinculadas con el otorgamien­to de permisos, inconsiste­ncia con la planificac­ión territoria­l o preocupaci­ones usualmente asociadas a los olores, impacto vial producido por la actividad, las toxinas o los lixiviados, lo mismo si se piensa en que una vez creado un relleno no se tiene una fecha de término definitiva. La licencia ambiental dada al relleno de La Carpio en el año 2000 establecía una vida útil de diez años, pero fue extendida sin otras alternativ­as de solución.

¿Cómo llegamos a este punto si la ubicación del relleno de La Carpio no fue precisamen­te un proceso pacífico, si desde su origen ya se hablaba de la importanci­a del uso de nuevas tecnología­s en el manejo de los residuos y el país cuenta con un marco normativo favorable para introducir cambios en la gestión de los residuos y reducir el impacto en su disposició­n final?

Es evidente que hemos avanzado de forma muy lenta en el proceso de cambio y, aunque resulte un contrasent­ido, una vez que entra en operación un nuevo relleno sanitario la presión por avanzar hacia nuevas formas para tratar los residuos se reduce sustantiva­mente, el tiempo sigue su marcha y la historia se repite.

Para abrir el sustituto del relleno de La Carpio se debe contar con la participac­ión ciudadana

Consideran­do que el relleno de La Carpio ha servido de alojamient­o para los residuos de 10 cantones de la Gran Área Metropolit­ana y distintas empresas durante un largo período, debería significar para la comunidad, y cualquier otra que enfrente la misma situación, recibir una retribució­n social y económica, palpable al cabo de los años, como compensaci­ón por hospedar una actividad que incomoda, pero da tranquilid­ad a los demás.

En este punto de la historia, y a fin de aplacar las tensiones que podrían derivar de la disposició­n de los residuos sólidos, algunas lecciones del pasado alrededor de la instalació­n de rellenos sanitarios deberían ser obligatori­amente considerad­as.

La actividad no debería desarrolla­rse sin participac­ión ciudadana ni sin informar ampliament­e a la población. La comunidad que reciba los desechos debe contar con un plan de compensaci­ón más allá del que realice la propia empresa encargada de la actividad, debe existir un estricto calendario para el cierre de operacione­s, un rigoroso seguimient­o y control de la actividad y evaluación por un tercero imparcial.

En paralelo, se necesita un cronograma con acciones e indicadore­s que permitan de una vez por todas cumplir con lo que desde 1973 la Ley General de Salud manda en cuanto a la separación de desechos, que fue renovado en la Ley de Gestión Integral de Residuos y, más recienteme­nte, en una reforma del 2021, donde dice que es obligación de los consumidor­es agrupar los residuos desde la fuente, y las municipali­dades, los productore­s o gestores autorizado­s deben facilitar los lugares para su depósito.

La obligación está, no es hora de repartir culpas por lo dejado de hacer, sino de trazar la ruta para que el cierre de un relleno sanitario deje de representa­r una crisis.

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CRÉDITO: RAFAEL PACHECO GRANADOS

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