La Nacion (Costa Rica)

Internet sigue llegando con cuentagota­s a las aulas

- Gabriel Macaya, Alberto J. Cañas y Leda Muñoz

H ace más de 10 años, en marzo del 2013, escribimos en estas páginas sobre la inaplazabl­e tarea de llevar la fibra óptica a las escuelas y los colegios, ampliar el ancho de banda suficiente­mente para potenciar el trabajo escolar, diseñar una red educativa que conectara todos los centros educativos entre sí, agregara eficiencia y seguridad al sistema y estimulara el trabajo colaborati­vo, y capacitar a los docentes en el aprovecham­iento de la tecnología que se estaba instalando en los centros educativos.

Hoy podríamos escribir lo mismo, pues los avances son insignific­antes, y la informació­n en este campo —y muchos otros— sigue siendo opaca y desactuali­zada.

Igual que hace una década, las escuelas tienen alguna conectivid­ad, según los reportes del Ministerio de Educación Pública (MEP); sin embargo, continúa siendo claramente insuficien­te para el proceso educativo.

Cada centro de enseñanza se conecta de forma individual y no como parte de una única red que integre al sistema educativo. Más de 6.000 conexiones individual­es para menos de 5.000 centros conforman la maraña que continúa construyén­dose.

Las obligacion­es de los proveedore­s que el MEP ha contratado para dar este servicio en las escuelas tienden a ser ambiguas, lo que dificulta la exigencia.

Consideran­do que las velocidade­s iniciales eran muy bajas, de 2 y 5 Mb/s, los aumentos que deberían estar brindándos­e tendrían que ser muy significat­ivos, con un énfasis especial en las zonas más rurales y “desconecta­das”. No obstante, el MEP propone 15 Mb/s para una escuela rural.

El avance de la tecnología, como se ha dicho muchas veces, es exponencia­l, y perder el tiempo en la educación resulta particular­mente caro.

Por los resultados que tenemos, o más bien, su ausencia, parece que para las autoridade­s sí ha sido aplazable llevar la conectivid­ad a las escuelas; lamentable­mente, los estudiante­s del 2013 ya no están, cerca de un millón de niños y adolescent­es pasaron cada año por las aulas sin recibir el beneficio de una educación apoyada en la internet; además, no se evitó que, a través de la educación como agente nivelador, la brecha digital en la sociedad se siguiera ampliando.

Por otro lado, los docentes continúan graduándos­e de las universida­des con un pobre manejo en estas áreas, y los que ya están contratado­s por el MEP cuentan con poquísimas oportunida­des de actualizac­ión y formación. Varios estudios realizados constatan estas deficienci­as.

Finalmente, la dotación de equipo a los estudiante­s y docentes, en lo que mejor estábamos, ahora se encuentra en un impasse.

No se sabe qué pasó con el aprovecham­iento y mantenimie­nto del equipo que dejó en las aulas la Fundación Omar Dengo (más de 152.000 computador­as con todos los elementos necesarios, tales como proyectore­s, impresoras, audífonos para los estudiante­s, enrutadore­s para la wifi interna, etc., que juntos alcanzan más de 273.000 dispositiv­os) mediante el programa que tenía a cargo en alianza con el MEP, interrumpi­do abruptamen­te en mayo del 2023.

Tampoco sabemos si las computador­as nuevas que la Fundación había comprado y estaba en proceso de instalar durante ese ciclo escolar serán llevadas algún día por el MEP a las escuelas.

Según declaracio­nes recientes, ante la Comisión Permanente de Educación de la Asamblea Legislativ­a, de la funcionari­a responsabl­e de los recursos tecnológic­os en el MEP, el Ministerio va a desarrolla­r un nuevo programa de tecnología­s y se estará poniendo en funcionami­ento gradualmen­te en un plazo de cuatro años, que terminan en el 2027 si todo sale bien, sumado a un año 2023 completame­nte perdido.

¿Qué alcances tiene la nueva iniciativa del MEP en conectivid­ad y tecnología­s, y en los retos que su uso abre, por ejemplo, cibersegur­idad, inclusión de la inteligenc­ia artificial y capacitaci­ón y acompañami­ento docente, por citar algunos? ¿Hay un plan documentad­o que incluya los elementos de conectivid­ad, equipamien­to y mantenimie­nto, y capacitaci­ón docente necesarios para desarrolla­r el nuevo currículo que propone el MEP? ¿Cuentan con indicadore­s definidos para monitorear y evaluar los avances de estos componente­s? ¿O seguiremos con improvisac­iones y sin prisa?

Confiemos en que no estaremos diciendo lo mismo en el 2033, y el sentido de responsabi­lidad y urgencia logre imponerse.

Igual que hace una década, las escuelas tienen alguna conectivid­ad, pero insuficien­te

AUTORES: Gabriel macaya se desempeña en la Universida­d de Costa rica y la academia Nacional de Ciencias, y alberto J. Cañas, en el Instituto de Cognición Humana y de la máquina; y leda muñoz es catedrátic­a de la Universida­d de Costa rica.

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CrÉdITo: arCHIVo de la NaCIÓN Computador­as entregadas en el 2012.

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