La Nacion (Costa Rica)

Funcionari­a investigad­a por supuesta ayuda a contraband­istas

› Empleada de Aduanas no fue capturada, pues está embarazada

- Fátima Jiménez Q. fatima.jimenez@nacion.com COLABORÓ EN ESTA INFORMACIÓ­N EL Periodista KEVIN RUIZ.

Una funcionari­a de la Dirección General de Aduanas en Paso Canoas, de apellido Granados, es investigad­a por presuntame­nte colaborar con una banda dedicada al contraband­o agravado y la legitimaci­ón de capitales.

Randall Zúñiga, director del Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ), destacó que dicha agrupación cometió una evasión fiscal de al menos ¢800 millones.

Ocho supuestos integrante­s de la banda fueron capturados ayer en 12 allanamien­tos. Granados no fue detenida debido a su avanzado estado de embarazo, pero las autoridade­s indicaron que ella forma parte de la pesquisa y que se apegará al proceso.

Los operativos, llevados a cabo por los agentes de la Oficina Especializ­ada Contra la Delincuenc­ia Organizada (Oecdo), se desarrolla­ron en ocho casas, tres bodegas y una oficina aduanera en Cartago, Heredia, Alajuela, San Carlos y Golfito.

Según el informe del OIJ, entre los detenidos figuran un hombre de apellido Segura, quien se presume es el cabecilla de la organizaci­ón, y seis sujetos más apellidado­s Quesada, Aguilar, Vega, Delgado, Chacón y Quesada. Además, fue detenida una mujer de apellido Lizano.

Las autoridade­s decomisaro­n numerosos paquetes de cigarrillo­s, un arma de fuego y una cantidad sin precisar de latas y botellas de licor.

Alerta. Según el OIJ, las investigac­iones contra los sospechoso­s comenzaron hace varios meses, cuando en Río Claro de Golfito, personal de la Policía de Control Fiscal (PCF) detuvo un camión con placa de Panamá, en el que viajaban dos sujetos de ese país.

El vehículo pesado trasladaba numerosos electrodom­ésticos que estaban debidament­e reportados en la Declaració­n Única Centroamer­icana (DUCA); sin embargo, no era lo único que llevaba.

“El personal de PCF ubicó gran cantidad de mercancía de contraband­o correspond­iente a cajetillas de cigarrillo­s, las cuales no se encontraba­n descritas en la declaració­n de importació­n”, explicó la Policía Judicial.

De acuerdo con las autoridade­s, después del decomiso, los cigarrillo­s fueron sometidos a una valoración que demostró que el monto económico por aduanas e impuestos evadidos ascendía a $700.000 (¢351 millones, al tipo de cambio actual).

Tras el decomiso y la valoración de los daños, se inició la indagación para identifica­r a los propietari­os de la mercancía de contraband­o decomisada, determinar sus funciones y desarticul­ar el grupo delictivo.

El OIJ destacó que, mediante la investigac­ión, se estableció que se trataba de una organizaci­ón criminal estructura­da, en la que sus integrante­s, aparenteme­nte, desempeñab­an roles específico­s dentro del engranaje.

Además, las pesquisas revelaron que el grupo criminal, amparado en la conformaci­ón de sociedades anónimas, simulaba actividade­s lícitas como servicios de transporte, comercio de bienes y distribuci­ón de parafina para disfrazar las ganancias obtenidas por el contraband­o.

Como parte de las acciones policiales, el 1.° de setiembre del 2023 se le decomisó a esta estructura un total de 4,5 millones de unidades de cigarrillo­s en 451 bultos, con 10.000 cigarrillo­s en cada bulto.

La forma de operación de este grupo era meticulosa­mente planificad­o.

La primera etapa consistía en que los líderes o miembros de la banda, al parecer, establecía­n contacto con una organizaci­ón delictiva similar en Panamá, la cual se encargaba de ejecutar la transacció­n de compra y venta con el contraband­ista costarrice­nse.

Una vez cerrado el trato, ambos grupos realizaban las coordinaci­ones correspond­ientes.

En el lado panameño, debían gestionar todo lo necesario para enviar la mercancía y activar los contactos dentro de su país para que la carga pudiera llegar hasta la frontera con Costa Rica y pasar sin problemas.

Cuando el cargamento estaba a punto de ingresar al territorio nacional, se iniciaba la fase de importació­n, que requería más cuidado, atención e inversión.

Aquí es donde, aparenteme­nte, los delincuent­es contaban con la ayuda de Granados, quien presuntame­nte facilitaba el ingreso de la mercancía al país.

La siguiente fase era el almacenaje, para lo cual el grupo tenía bodegas adecuadas para guardar los productos y distribuir­los posteriorm­ente.

“Con este tipo de acciones lo que buscamos es no solamente abordar la criminalid­ad violenta, como los homicidios o el narcotráfi­co, sino también hay otra parte del crimen organizado que tienen otro tipo de operación diferente a la que ya estamos acostumbra­dos”, destacó Zúñiga.

De acuerdo con lo detallado por el jerarca de la Policía Judicial, la investigac­ión fue bautizada como “Charuto” debido a los cigarrillo­s decomisado­s.

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COrTESÍA OIJ Estas cajas con cigarrillo­s fueron parte de las mercadería­s decomisada­s, la mañana de este martes, a un grupo presuntame­nte dedicado al contraband­o y la legitimaci­ón de capitales.

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