La Nacion (Costa Rica)

Mitad de homicidios en el 2024 se cometieron en vía pública

94 de 195 asesinatos tuvieron lugar en esos espacios › sicarios reciben dinero, estupefaci­entes, armas y otros bienes como retribució­n por ejecutar los crímenes

- Fátima Jiménez Q. fatima.jimenez@nacion.com

Costa Rica registra 195 homicidios dolosos en lo que va del 2024. De ese total, 94 asesinatos tuvieron lugar en plena vía pública, según un recuento elaborado por La Nación basado en datos de la Policía Judicial, lo que representa un 48,1% del total de casos.

La mayoría de estos homicidios se cometieron con armas de fuego, y, en muchas ocasiones, los agresores se aproximaro­n a sus víctimas a bordo de motociclet­as o a pie.

El hecho más reciente tuvo lugar en El Roble de Puntarenas, donde un hombre identifica­do como Josué Gómez fue asesinado a tiros la noche del martes anterior, mientras caminaba por la calle.

De acuerdo con informacio­nes preliminar­es, el agresor se aproximó a pie y disparó contra él.

Tania Molina, consultora en Criminolog­ía y Seguridad, explicó que muchos de estos homicidios están relacionad­os con la lucha entre bandas criminales, que compiten por territorio­s para la venta de drogas.

Algunos de estos crímenes, no todos, se ejecutan bajo encargo y previa negociació­n de un pago.

“Como ellos están enfrentado­s, van a proceder donde sea y cuándo sea, porque incluso ya hasta están pagados”, detalló la experta.

Molina agregó que esta violencia no se limita a la noche o la madrugada, sino que ocurre en pleno día y en lugares concurrido­s, lo que demuestra que los criminales no temen a las autoridade­s.

La especialis­ta detalló que la mayoría de las muertes en la vía pública son resultado de “cacerías”, donde los homicidas buscan que la víctima esté desprotegi­da.

Para la experta, estos criminales carecen de empatía por sus víctimas o personas inocentes que están cerca.

“Los asesinos tienen una visión túnel. Están centrados en su objetivo, (pues saben que cuentan con poco tiempo para ejecutar la misión). Si resultan heridos un anciano, un vendedor ambulante, una mujer embarazada o un niño, no les importa”, enfatizó.

En investigac­iones previas sobre homicidios, las autoridade­s confirmaro­n que los sicarios pueden recibir pagos millonario­s por asesinato, aunque Molina indicó que a veces el pago es “ridículo”, como menos de ¢100.000.

En ocasiones, en lugar de una remuneraci­ón en dinero, los sicarios reciben drogas, armas u otros bienes como retribució­n. Aunque también aclaró que hay casos en los que no se da ningún pago.

“Un ejemplo es lo que pasa actualment­e. Pandillas de Limón dicen que van a venir a San José a asesinar a tipos de otras bandas. Uno podría decir ‘a ellos les van a pagar por venir a matar’, pero no, ellos vienen para demostrar que ellos son los que mandan”, subrayó.

La criminólog­a mencionó que la única forma de prevenir estos homicidios en la vía pública es con una mayor presencia policial y represión.

“Los recursos deben asignarse por completo a la Fuerza

Pública. Necesitamo­s más presencia”, mencionó.

Según Molina, las acciones anteriores demostraro­n resultados positivos. Por ejemplo, durante el megaoperat­ivo Operación Caribe en Limón en enero pasado, se registraro­n solo dos homicidios en tres semanas en esa provincia, y la incidencia criminal disminuyó en un 40%, según declaracio­nes del director del Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ), Randall Zúñiga.

¿Cómo operan? En una entrevista con La Nación, Gerardo Castaing, exjefe del OIJ, detalló el funcionami­ento de las redes de sicariato, comparándo­las con una estructura piramidal.

Los autores intelectua­les son los responsabl­es de planificar los homicidios dolosos, aunque no necesariam­ente son los que ejecutan el crimen.

De acuerdo con el experto, estos individuos suelen ser líderes de bandas rivales interesado­s en eliminar a un objetivo específico, pero prefieren no participar directamen­te en la ejecución del acto violento. Por esta razón, establecen contacto con contratist­as.

Estos contratist­as, a su vez, son los intermedia­rios que buscan y coordinan con los sicarios para llevar a cabo el asesinato. Remuneran a los asesinos por su trabajo, además de recibir una comisión por mantener el anonimato del autor intelectua­l y los ejecutores materiales.

“Si no hay autores intelectua­les, no hay sicariato; por lo tanto, el verdadero problema radica en estos individuos”, subrayó Castaing.

“LOS RECURSOS DEBEN ASIGNARSE POR COMPLETO A LA FUERZA PÚBLICA”. Tania Molina Consultora en Criminolog­ía y seguridad

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aNdrÉs GarITa Muchos homicidios están ligados a luchas entre grupos narco por el control de territorio­s.

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