La Nacion (Costa Rica)

TICO SERÁ PARTE DE LA ORQUESTA JUVENIL NACIONAL DE EUA

Julián Jiménez Pardo, de 17 años, entrará a la agrupación en julio. Actualment­e, cursa el último año de colegio en la Academia de Artes de Interloche­n, en Michigan

- Juan Pablo Sanabria juan.sanabria@gmail.com

Apartir de este año la Orquesta Juvenil Nacional de Estados Unidos (NYO-USA), en la sección de percusión, contará con el talento de un costarrice­nse. Se trata de Julián Jiménez Pardo, originario de Moravia y quien está a punto de cumplir 18 años.

Jiménez es el único extranjero admitido este año y uno de los dos que integran la agrupación, junto a un puertorriq­ueño.

Actualment­e, cursa undécimo año en la Academia de Artes de Interloche­n, Michigan. Tras el receso de primavera, regresará a tierras estadounid­enses para concluir el ciclo lectivo en mayo.

El josefino se integrará a la orquesta el 20 de julio, con la cual participar­á en una gira internacio­nal en Suramérica, que llevará a la agrupación a presentars­e en ciudades como Montevideo (Uruguay), Buenos Aires (Argentina), así como Río de Janeiro y Sao Paulo (ambas de Brasil).

Según Jiménez, el proceso de admisión para la NYO-USA es sumamente complicado. De hecho, su profesor Keith Aleo en Interloche­n le había advertido que solo uno de sus estudiante­s de percusión había logrado ingresar.

Dentro de los requisitos, tuvo que grabar 10 extractos de canciones. Esta tarea la realizó en el colegio en Michigan, el cual cuenta con equipo de grabación de audio y video. Entre las sesiones de grabación y el estudio de las obras tardó más de tres meses.

“Probableme­nte, duré un total de 85 horas grabando todos los extractos y yo me acuerdo que él (su profesor) me dijo que serían alrededor de 100 horas de esfuerzo que tenía que poner para poder completar la aplicación. Eso sí, sin garantía de nada, sin garantía de que uno iba a entrar, ya que era muy competitiv­o”, explica ahora.

Además de las grabacione­s, el joven tuvo que presentar múltiples ensayos, escritos y documentac­ión. De alguna manera, este proceso fue un salto de fe, pues fue el único programa al que aplicó.

“La mayoría de la gente aplica casi siempre a tres o cuatro, pero ya estaba agotado después de hacer todo ese proceso y decidí que era el único programa que iba a aplicar, ya que si no entraba me hubiera gustado volver aquí a Costa Rica y pasar el verano con mi familia”, asegura.

Un sueño.

Es probable que los primeros recuerdos de Julián estén ligados con la música, pues desde los cinco años comenzó a formarse en Costa Rica en violín con el Instituto Nacional de la Música (INM) y el programa Suzuki. Pasó dos años con aquel instrument­o, y al cumplir 8 hizo una audición para percusión. “Siempre me gustaba pegarle a las cosas, digamos (risas). La verdad, no tenía mucha idea de lo que era; pensé que eran tambores”, Continuó desarrolla­ndo sus habilidade­s en el Centro Nacional de la Música durante su infancia y adolescenc­ia. Entre los maestros que más lo impactaron en esta institució­n destaca a Josué Berrocal, director del Ensamble de Percusión del INM. “Él realmente me inspiró mucho en el sentido de que me enseñó cómo puede ser el horizonte. Y él me motivó bastante a aplicar a campamento­s en Estados Unidos”, relató el músico. Desde el 2021 participó en campamento­s de verano en el país norteameri­cano, como los del Luzerne Music Center o la Academia de Artes de Interloche­n, Michigan. Al finalizar este último en el 2022, uno de los profesores le ofreció la posibilida­d de unirse como estudiante regular de la institució­n para cursar sus últimos dos años colegiales. “Pensé que no lo iba a tomar. Nunca me imaginé la posibilida­d de ir al colegio ahí, pero cuando él lo dijo me habló mucho de cómo era todo el programa y me gustó bastante entonces dos semanas antes de que haya empezado el curso académico decidí ir”, cuenta. Fue un proceso bastante retador al tener que dejar su vida en Costa Rica para cumplir su sueño de dedicarse a la música. Una de las cosas que le ha facilitado la adaptación fue coincidir con dos ticos más: su compañero de cuarto, Luis Diego Montero, y Alejandra Gaspar, quien recién ingresó este año En esta institució­n, tipo internado, el tico desarrolla la mayor parte de su vida. Con gran independen­cia, ha tenido que planificar el día para contar con las horas de práctica necesarias en percusión y hacer tareas más cotidianas, como lavar su ropa. “Desde las 8 a. m. hasta las 6 p. m., tengo todo lleno. Lo más importante de un instrument­o es tener el tiempo de practicar y desarrolla­r todo e implementa­rlo para mejorar como músico. Entonces, yo diría que eso es lo más difícil de organizar.” Aparte de su tiempo en la academia, el josefino dedica de 3 a 4 horas diarias a practicar por su cuenta la percusión. Confiesa que además de la música orquestal, tiene gran pasión por el rock y la salsa. “Siendo ahí el único latino del estudio, cada vez que hay una parte de congas, siempre me la ponen a mí porque yo tengo más conocimien­to y puedo tocar más”, agregó. La oportunida­d de formarse en Estados Unidos no solo lo ha hecho mejorar artísticam­ente, sino que le ha abierto los ojos para poder vivir de una carrera en la música. “Estando aquí me ha dado la certeza de que es algo muy posible y algo que veo a todos mis compañeros haciendo y logrando”, concluyó.

 ?? CORTESÍA JULIÁN JIMÉNEZ ?? Entrar a la Orquesta Juvenil Nacional de EUA es una de las principale­s aspiracion­es para los músicos en formación de ese país.
CORTESÍA JULIÁN JIMÉNEZ Entrar a la Orquesta Juvenil Nacional de EUA es una de las principale­s aspiracion­es para los músicos en formación de ese país.
 ?? CORTESÍA JULIÁN JIMÉNEZ ?? Julián Jiménez heredó el gusto por la música de su madre y su abuelo, quienes tocaban violín.
CORTESÍA JULIÁN JIMÉNEZ Julián Jiménez heredó el gusto por la música de su madre y su abuelo, quienes tocaban violín.

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