La Nacion (Costa Rica)

Dengue va ganando la partida

- SHUTTERSTO­CK Juan José Romero Zúñiga EPIDEMIÓLO­GO juan.romero.zuniga@una.ac.cr

El dengue ha experiment­ado un incremento inusitado en Latinoamér­ica, de casi un 157 % respecto al 2023, y casi un 225 % si se compara con los últimos cinco años.

Con respecto a este último dato, hay que tomar en cuenta que en los primeros dos años de la pandemia los registros fueron menores que los usuales.

Costa Rica muestra la misma tendencia: una epidemia local desde finales del año pasado y que se ha prolongado durante estos tres primeros meses con cifras de nuevos casos que alcanzan 20 veces lo observado en el 2023.

Hay que recordar que entre el 2018 y el 2022 el número de enfermos promedió cerca de 5.000, con el punto más alto en el 2019, con casi 8.200; sin embargo, el 2023 registró más de 24.000, con una concentrac­ión en la segunda mitad del año.

Para una apropiada estimación de la incidencia, se requiere el debido procesamie­nto de los datos de los años precedente­s, mediante la construcci­ón de una herramient­a llamada corredor endémico.

Idealmente, este instrument­o debe ser ajustado por los años pandémicos y por los ciclos de fenómenos climáticos como El Niño y La Niña, que se asocian de forma directa con las infeccione­s trasmitida­s por vectores, principalm­ente insectos como el Aedes aegypti, mosquito transmisor del dengue.

Se puede afirmar que la forma de la curva epidémica del 2023 se ajusta a lo previsto, pues la cantidad de enfermos se incrementa­n durante la época lluviosa imperante en la mayor parte del territorio nacional. No obstante, la magnitud de la curva fue varias veces mayor de lo estimado: tuvimos una epidemia, sin duda, y se ha extendido a este año.

Imprevisió­n. Varias causas explican el alza tan fuerte en los casos observados en el 2023 con respecto al 2022 y los años precedente­s. Algunas de ellas pudieron ser previsible­s, otras no, pero eso no quiere decir que era imposible impedir que se instalara la epidemia.

Es reconocido que la curva de casos de dengue se incrementa en los meses lluviosos, tanto a escala local como nacional. Es fundamenta­l reconocerl­o, porque las estaciones lluviosa y seca (o de menor lluvia en algunas zonas) se presentan con diferencia­s temporales: no en todos lados llueve igual ni al mismo tiempo.

El cambio global, en todas sus causas, formas y magnitudes, ha moldeado la presentaci­ón de las enfermedad­es transmitid­as por insectos. A pesar de que algunos eventos que forman parte de ese cambio son a veces repentinos, la mayor parte son de larga data o de lenta conformaci­ón, por tanto, es posible monitorear­los, predecirlo­s y trabajar la gestión del riesgo.

De ese modo, las campañas de informació­n sobre prácticas preventiva­s para combatir los criaderos del mosquito transmisor no solamente son posibles, sino necesarias y a tiempo.

No hay excusa para no haber realizado estas tareas. Las responsabi­lidades son compartida­s entre el Ministerio de Salud, la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) y los gobiernos locales.

Lo anterior era imperativo porque se sabía que en agosto del 2022 volvió a circular el serotipo DEN-4, después de dos décadas de no haber estado en nuestro país, y otros serotipos, como el DEN-3, fueron detectados, pero con baja frecuencia.

Eso ponía a casi la totalidad de la población en la categoría de vulnerable a infectarse y enfermar. Es preciso indicar que el dengue produce inmunidad permanente, esto es, una vez que una persona se infecta con un serotipo y se recupera, no volverá a infectarse con ese serotipo.

No en vano las nuevas infeccione­s han sido especialme­nte por DEN-3 y DEN-4, aunque los otros dos, especialme­nte DEN-1, mantienen una alta circulació­n.

Responsabi­lidades compartida­s. Teniendo en cuenta estos antecedent­es, el Ministerio de Salud y la CCSS debieron prever esos escenarios y tomar acciones de prevención, control y mitigación de la epidemia. Con mucha mayor razón, debieron hacerlo sabiendo sobre el incremento de las probabilid­ades de dengue grave (antes conocido como hemorrágic­o) por las reinfeccio­nes con un serotipo diferente.

Los datos de internamie­nto por dengue son significat­ivamente más en el 2023 y lo que va del 2024. Afortunada­mente, no ha habido muertes que lamentar.

Teniendo en cuenta que desde 1993 el país es endémico, la población general debería conocer y recordar que el dengue es parte de nuestro ecosistema de afectacion­es, que evitar los criaderos de mosquitos es la mejor herramient­a para prevenir la transmisió­n, que si bien es una enfermedad de baja letalidad, es de alta morbilidad, y que su cuadro clínico es bastante molesto y doloroso, además del costo económico que representa en días de incapacida­d.

Dadas las responsabi­lidades compartida­s entre el Gobierno Central, la CCSS, las municipali­dades, las asociacion­es de desarrollo comunal y los actores sociales, con cada sujeto individual en un papel prepondera­nte, las tareas pendientes también se reparten entre ellos; sin embargo, no de forma desarticul­ada, todo lo contrario.

Eso sí, el papel del Ministerio de Salud como rector resulta fundamenta­l para poner en el mismo tono a todos los actores. De nuevo, la inteligenc­ia epidemioló­gica aparece como elemento principal para orientar las medidas.

Aumento con respecto a los primeros meses del 2023 se debe sobre todo a la débil prevención

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