La Nacion (Costa Rica)

Tasa de política monetaria, ¿hasta cuándo tan alta?

- Anelena Sabater y Lizandro Brenes eCoNomISTa­S SHUTTerSTo­CK

Costa Rica tiene un régimen de metas de inflación y un régimen de flotación administra­da del tipo de cambio, que persiguen, respectiva­mente, estabilida­d de precios y proporcion­ar cierta estabilida­d al precio del dólar.

Para la estabilida­d de los precios, la herramient­a fundamenta­l del Banco Central (BCCR) es la tasa de interés de política monetaria (TPM) y para la estabilida­d del tipo de cambio el BCCR realiza intervenci­ones esteriliza­das en el Mercado de Monedas Extranjera­s (Monex), orientadas a suavizar los movimiento­s de las divisas.

Para controlar la inflación que experiment­ó el país principalm­ente durante el 2022, el BCCR subió la TPM. De hecho, le tomó 12 meses elevarla del 0,75 al 9 %, un incremento de 825 puntos base.

Ahora bien, en los últimos nueve meses ha habido deflación, y los indicadore­s de inflación en general, e incluso la subyacente, han estado por debajo del límite inferior del rango de tolerancia. A pesar de ello, al BCCR le ha tomado 18 meses bajar la TPM tan solo 375 puntos base.

En los últimos 50 meses, la inflación ha estado dentro del rango de tolerancia alrededor de la meta (3 % +/- 1 %) solamente durante 6 meses, es decir, el BCCR ha fallado durante 44 meses en su intento por mantener la inflación en el rango definido.

¿Y la credibilid­ad de la política monetaria del BCCR? Considerem­os otro ejemplo: las previsione­s del BCCR acerca de cuándo retornarem­os al rango meta.

En el informe de política monetaria de enero del 2024, señaló que “tanto la inflación general como la subyacente retornarán al rango de tolerancia alrededor de la meta en el cuarto trimestre del 2024”, pero en el informe de enero del 2023 indicó que la inflación retornaría al rango de tolerancia alrededor de la meta a finales del 2023, “en el caso de la inflación general”.

Recuérdese que en diciembre del 2023 estuvimos lejos de la meta de inflación, concretame­nte en -1,77 %.

En economías abiertas como la costarrice­nse, hay un efecto traspaso entre el tipo de cambio y la inflación. Si hay mucha volatilida­d cambiaria, la incertidum­bre frena la inversión y el crecimient­o económico, se pierde competitiv­idad y se producen descalces en distintos sectores (por ejemplo, endeudamie­nto en dólares de quienes no generan divisas).

Por ello, no es de extrañar que los efectos adversos de las aún altas tasas en colones y la apreciació­n brutal del tipo de cambio estén siendo nocivos para muchas actividade­s económicas (turismo, exportacio­nes, etc.) y originen un incentivo perverso hacia la obtención de créditos en dólares para agentes no generadore­s de la divisa.

El artículo segundo de la Ley Orgánica del Banco Central establece como primer objetivo de la entidad “promover el ordenado desarrollo de la economía costarrice­nse, a fin de lograr la ocupación plena de los recursos productivo­s de la Nación, procurando evitar o moderar las tendencias inflacioni­stas o deflacioni­stas que puedan surgir en el mercado monetario y crediticio”.

Seguir manteniend­o la TPM en niveles altos, propiciado­s por la lentitud de los ajustes en ella, parece cada vez más consecuent­e con una política monetaria desajustad­a y al margen de la realidad económica del país.

Los lentos ajustes en la tasa de política monetaria restan credibilid­ad al BCCR

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