La Nacion (Costa Rica)

Saneamient­o, salud y pobreza

- Darner A. Mora Alvarado saLuBrIsTa PÚBLICo dmora@aya.go.cr

El saneamient­o básico comprende el abastecimi­ento de agua para uso y consumo humano, el manejo adecuado de las aguas residuales y las excretas, y la disposició­n final de los residuos sólidos municipale­s.

Me enfocaré en el acceso al agua, la disposició­n de excretas y la higiene o el lavado de manos con agua potable y jabón, con el propósito de mostrar la relación entre el saneamient­o, la salud y la pobreza. La Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) ha establecid­o en dos períodos consecutiv­os los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) para reducir a la mitad, primero, en el 2015 (respecto a 1990), la proporción de personas sin agua potable y servicios básicos de saneamient­o en forma continua.

Luego, en setiembre del 2015, se establecie­ron los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), entre estos, metas bajo el concepto “Agua limpia y saneamient­o”, en primera instancia para buscar la universali­zación de los servicios de agua potable y erradicar la disposició­n a cielo abierto de las excretas en los 193 países firmantes de los ODS de aquí al 2030.

La historia ha confirmado que las carencias de estos servicios básicos son causantes de problemas de desnutrici­ón, altas tasas de morbilidad y mortalidad infantil.

Las enfermedad­es causadas por el agua contaminad­a, alimentos regados con aguas residuales y la falta de higiene personal y de los alimentos se suman a las enfermedad­es transmitid­as por vectores que proliferan en el agua (dengue y otros) y los trastornos ocasionado­s por la presencia de determinad­as sustancias —superior a los valores próximos permisible­s—, como nitratos, plaguicida­s y metales pesados (cadmio, mercurio, flúor, arsénico y plomo, entre otros).

La falta de agua potable repercute en los índices de pobreza y deriva en problemas de salud

De conformida­d con cálculos realizados en investigac­iones a escala mundial, los progresos en agua potable, disposició­n adecuada de excretas y la higiene reducen la morbilidad por diarrea en un 21 %, al optimizar los servicios de agua potable.

Un 37,5 % con el lavado de manos, usando agua limpia y jabón, y hasta un 35 % con mejoras adicionale­s en la calidad del agua potable, como la desinfecci­ón en el punto de consumo, pueden reducir los episodios diarreicos hasta en un 45 %.

Por otro lado, la carencia de estos servicios incide en la pobreza, al disminuir la posibilida­d de la generación de ingresos debido a personas enfermas que no pueden ir a trabajar. Los niños y adultos demandan mayores cuidados y se gasta más tiempo en acarrear agua.

En resumen, estos servicios básicos son fundamenta­les para el desarrollo económico y la salud de la población, por lo que invertir recursos implica mejorar la salud pública de los pueblos del mundo. Según la OMS, cada dólar invertido en saneamient­o básico se traduce en un ahorro de $4,3 en salud global.

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