Benjamin Netanyahu se mueve entre la guerra y su crisis política más profunda
JERUSALÉN. Debilitado física y políticamente, Benjamin Netanyahu, el primer ministro más longevo del Estado de Israel, enfrenta un momento crítico con la guerra en Gaza, y muchos se preguntan cómo sobrevivirá esta vez al creciente descontento hacia su gestión.
La guerra en la Franja de Gaza afectó seriamente su popularidad; solo un 4% de los israelíes expresan confianza en él, según un sondeo realizado a finales del año pasado.
En un discurso televisivo el sábado, Netanyahu apareció debilitado, con la piel cetrina y mostrando signos de irascibilidad y distracción. Su aspecto se tornó aún más sombrío al salir del hospital de Jerusalén el martes, luego de una operación de hernia. Fuera del hospital se enfrentó al enojo de la comunidad internacional después de que siete trabajadores de la organización estadounidense World Central Kitchen murieran en un ataque perpetrado por las fuerzas israelíes.
Emmanuel Navon, exmiembro del partido de derecha Likud y profesor de ciencia política, señaló que Netanyahu logró recuperarse políticamente en ocasiones anteriores, pero que esta vez es diferente,
debido a los mortíferos y sorpresivos ataques de Hamás el 7 de octubre, que desencadenaron el conflicto en Gaza. “Tiene 74 años, no hace ejercicio, tiene un trabajo muy duro y le pusieron un marcapasos hace seis meses”, dijo Navon.
Además, los enemigos acechan.
La Fiscalía presiona para juzgarlo por corrupción, los manifestantes intentaron acceder a su casa el martes, y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, lo desafía por la exención del servicio militar para los ultraortodoxos.