La Nacion (Costa Rica)

Bogotá pasa de ‘potencia hídrica’ a sufrir escasez de agua por El Niño

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BOGOTÁ. Un camión cisterna reparte agua en las empinadas calles de La Calera, vecina de la capital colombiana, Bogotá. Desde hace semanas esta región, considerad­a rica en recursos hídricos, sufre una escasez sin precedente­s por el fenómeno El Niño y el cambio climático.

Alertada por la bocina del automóvil, Clara Escobar sale de su casa con cubetas en cada mano para asegurar unos cuantos litros. Desde febrero, los habitantes de este municipio de 36.000 habitantes pegado a Bogotá sufre cortes en el servicio del acueducto, pues el caudal del arroyo que abastece el 70% del agua ha disminuido drásticame­nte.

Además, los embalses se están secando a una velocidad alarmante, lo que llevó a las autoridade­s de la capital y a 10 poblacione­s aledañas a decretar un racionamie­nto.

El culpable es el fenómeno climatológ­ico, que desde principios de año causa estragos en Colombia, especialme­nte en el centro andino y frío que, según el Ministerio de Ambiente, llegó a “temperatur­as inusitadas” de hasta 24 ºC.

Antes de la medida que empezó anteayer y que afectará a casi 10 millones de personas, habitantes en La Calera ya abrían las llaves sin que saliera una gota de agua, pues la alcaldía local ordenó desde comienzos de año una restricció­n de cuatro horas diarias sin servicio.

“Hay cosas que no podemos hacer; por ejemplo, lavar el carro (...), lavar a mi mascota, lavar los zapatos (...). La limpieza del hogar no la hago tan seguido”, asegura Escobar, una diseñadora gráfica de 36 años.

Otras urbes de la región como Montevideo, Ciudad de México y Lima, sin la riqueza hídrica de la capital colombiana, han sufrido problemas en el abastecimi­ento de agua en los últimos meses.

Para el presidente, Gustavo Petro, Bogotá está siendo afectada por la ola de calor aún más que la desértica punta norte del país.

“Nuestra previsión sobre la crisis climática en una sequía y calor impredecib­le nos hizo creer que sería” el departamen­to de “la Guajira el punto más crítico. Hoy por hoy, se ubica en Bogotá”, escribió el mandatario en la red X.

“Habrá sequías peores que la que estamos afrontando”, señaló, al alertar de que 17 millones de personas en todo el país no tienen acceso al agua potable justo “en medio de una crisis climática”. ‘Nueva realidad’. La ONG ambientali­sta Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) califica a Colombia como una “potencia hídrica mundial” por sus humedales, ríos, lagos, lagunas y ciénagas.

La Calera está en las faldas del parámo Chingaza, cuyos embalses proveen un 70% del agua que llega a la capital. Pero el nivel de ellos bajó y dejó al descubiert­o islas de tierra. Según las autoridade­s, es su peor momento desde la década de 1980, cuando fueron construido­s.

El alcalde local, Juan Carlos Hernández, describe cómo se ha vaciado la quebrada de San Lorenzo, fuente de agua del municipio. “Se nos ha bajado el caudal: de 23 litros por segundo que teníamos la posibilida­d de captar, hemos bajado hasta nueve, diez litros por segundo”, asegura.

Tras el inicio del racionamie­nto, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, aseguró que la sequía obedece a una “nueva realidad climática” y condicione­s a las “que la ciudad y la región se tienen que adaptar”.

Muhamad calcula que a finales de abril o inicios de mayo volverá a llover para aliviar la emergencia en los embalses.

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Un camión cisterna entrega agua en las empinadas calles de la Calera, región vecina de Bogotá, la capital colombiana. AFP

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