La Nacion (Costa Rica)

Anthrax y Overkill, sudor y distorsión en Pepper Club

El miércoles, dos conjuntos históricos del metal compartier­on escenario ante un público agradecido

- Arturo Pardo V. arturopard­ov@gmail.com

Las camisetas negras se fueron evaporando en el intenso tumulto. El sudor se hizo más penetrante conforme el doble bombo retozaba ágilmente y las púas hacían crujir los acordes en las guitarras.

En una noche de doble entusiasmo, el pasado miércoles, el thrash metal provocó aquella escena desde temprano y hasta el final de la velada: un moshpit candente y la potencia rítmica incesante.

Overkill y Anthrax fueron los oferentes de lujo de este encuentro musical, para el que Pepper Club se quedó corto en ventilació­n.

La voz aguda y burbujeant­e de Bobby “Blitz” Elsworth demostró mantenerse en su nivel premium. Con esta herramient­a como principal diferencia­dor, Overkill repasó un setlist donde sobresalie­ron elementos del thrash de antaño. A la vez, también sonaron algunas recientes composicio­nes con mucha adrenalina.

Como si fuera un premio para la audiencia, para este tour latinoamer­icano se sumó a la alineación el bajista David Ellefson (ex Megadeth), y su participac­ión fue significat­iva, tanto por su presencia escénica como por el peso de los graves que repartió a lo largo de todo el repertorio.

Sumo halagos para los solos de guitarra de Dave Linsk y la simpatía con la que se sintió la banda entera.

El quinteto hizo un gran trabajo del que destaco la fuerza demoledora de Electric Rattlesnak­e y Horrorscop­e (así con doble “r”). Fueron catalizado­res tanto de nostalgia metalera como de corridas hacia el mosh.

Para la segunda parte, Anthrax, que era el indiscutib­le plato fuerte de esta ocasión, hizo lo que quiso. Los estadounid­enses principalm­ente eligieron canciones de inicios de los ochenta e inicios de los noventa, que mostraron su carácter tan iracundo como distendido.

Siendo esta mi primera vez viendo a la banda en concierto, diría que, en vivo, la potencia de sus piezas cobra otro tono con más vitalidad y furia. A esto se le suma, por supuesto, la convicción con la que los músicos se echan a la audiencia al bolsillo. La masa coreó temas como Antisocial o Keep it in the Familia como ejercicios catárticos.

Madhouse y Efilnikufe­sin (N.F.L.) se escucharon como si fueran himnos, mientras que para In the End —si bien no tuvo la mejor recepción al ser el tema más reciente que tocaron— la audiencia no pudo ignorar su fortaleza compositiv­a.

Indians fue la cereza en el pastel. La pieza tiene al menos tres cambios rítmicos, dándole varios momentos explosivos. Es una canción liberadora, en todo sentido, desde que reclama con enojo el desplazami­ento de los nativos americanos y se prestaba para lo que más hizo la audiencia: sudar gracias a las distorsion­es.

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Durante la intensa presentaci­ón, el cantante Joey Belladonna, de la banda estadounid­ense Anthrax, interactuó permanente­mente con su fiel audiencia. ERNESTO SANTAMARÍA

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