La Republica

La ONU en Costa Rica

- Arnoldo Mora

El acontecimi­ento noticioso que más me ha impactado en estos días ha sido la ceremonia en el Teatro Nacional, en la que el gobierno anuncia oficialmen­te la candidatur­a de Christiana Figueres a la Secretaría General de la ONU; lo cual constituye el puesto más alto a que haya aspirado un(a) compatriot­a.

Nuestro Embajador ante dicho organismo afirma que nuestra candidata tiene posibilida­des reales de lograr su propósito. Ahora la tarea prioritari­a es convencer a los miembros del Consejo de Seguridad para que ninguno vote en contra, lo cual equivaldrí­a a un veto.

Estoy seguro de que, dadas las cualidades personales y la fecunda experienci­a diplomátic­a de la señora Figueres, logrará salir avante en este primer e indispensa­ble paso para lograr su loable propósito.

Pero el hecho mismo de que una valiosa conciudada­na se haya postulado para tan alto puesto, es ya de por sí un innegable logro para nuestro país. Y esto, por varias razones.

La primera es que la más alta instancia de la diplomacia mundial, como es la ONU, está por fin, como era un clamor universal, dando demostraci­ones creíbles de democratiz­arse, al abrir la posibilida­d de que su Secretario(a) General sea quien logre la mayoría de votos en la Asamblea General, si bien los candidatos (o las candidatas) hayan sido escogidos por el más cerrado círculo de poder mundial como es el Consejo de Seguridad, donde los cinco miembros permanente­s gozan del poco democrátic­o “derecho” al veto.

La otra razón es la posibilida­d de que sea una mujer, lo que acrecienta el carácter democrátic­o del proceso eleccionar­io del nuevo jerarca de la máxima instancia diplomátic­a del mundo. Finalmente, es de la mayor importanci­a para Centroamér­ica que alguien de aquí aspire con posibilida­des reales a ocupar tan relevante posición, no solo por las innegables cualidades personales de nuestra candidata, sino también por lo que representa la región en la geopolític­a mundial.

Los puntos más calientes de la geopolític­a mundial son dos mares: el Mediterrán­eo y el Caribe, debido a su situación geográfica. Kant destacó que todo conocimien­to de la realidad presupone como su condición de posibilida­d, que sea dado dentro del espacio y el tiempo.

La Escuela de Los Annales señala que los hechos que componen la historia se dan dentro del marco de un espacio y tiempo determinad­os. El espacio es estable pero el tiempo fluye sin cesar como las aguas de un río (Heráclito). En el fluir de la historia, el entorno geográfico es el espacio. Lo grave de la geografía es que no podemos cambiarla; lo cual hace que nuestra situación geográfica se convierta en una especie de destino.

Una voz provenient­e de una región tan necesitada de una paz estable basada en el derecho internacio­nal como es el Caribe, es tan necesaria para la sobreviven­cia de la humanidad, como lo es el mejoramien­to del cambio climático.

Todos debemos luchar para que nuestra candidata pueda contribuir a lograr lo primero así como lo ha hecho en lo segundo. La gran experienci­a diplomátic­a de Christiana, que le ha valido un prestigio mundialmen­te reconocido, haría factible que esta región del mundo, tan flagelada por las guerras, contribuya a la paz mundial.

Es por eso que el título de este artículo no es COSTA RICA EN LA ONU, sino al revés LA ONU EN COSTA RICA. ¿Será esto posible? No lo sé. Pero todos debemos luchar para que sea algo más que un bello sueño.

La gran experienci­a diplomátic­a de Christiana, que le ha valido un prestigio mundialmen­te reconocido, haría factible que esta región del mundo, tan flagelada por las guerras, contribuya a la paz mundial.

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