La buena salud del bebé comienza antes del embarazo
El 70% de los problemas de obesidad y sobrepeso están predispuestos por la genética
Todo padre desea el bien para sus hijos, por eso que parejas y en especial la mujer deben preocuparse por tener estilos de vida saludables y mantener una alimentación equilibrada, pues este factor se encuentra directamente relacionado con la salud que tendrán sus hijos.
Cuando inicia el embarazo la buena nutrición de la madre se torna aún más crucial, pues el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles como la obesidad, la diabetes, padecimientos cardiovasculares e hipertensión encuentra estrecha relación con la alimentación del niño en sus primeros 1.000 días de vida, una época clave para evitar muchos futuros males.
“La madre antes de iniciar su embarazo debería tener una nutrición adecuada, pues una deficiencia en nutrientes durante un momento crítico puede transformarse en una consecuencia estructural irreparable para toda la vida”, comentó el Dr. Óscar Segreda, pediatra neonatólogo.
Existen dos condiciones extremas que afectan la vida del bebé: la malnutrición de su madre o la sobrealimentación. La primera de ellas, principalmente por la falta de hierro y ácido fólico, puede causar malformaciones en el cerebro del feto y en su columna vertebral.
Por su parte, la obesidad de la madre puede causar obesidad y predisposición para enfermedades crónicas como hipertensión, accidentes cerebrovasculares y dislipidemia, o alteración del metabolismo de las grasas en la sangre.
“Todo niño pequeño para su edad gestacional o con restricción de crecimiento intrauterino corre el riesgo de padecer diabetes en el futuro, sin embargo es un error querer engordarlo a la fuerza, pues una excesiva ingesta de proteínas puede causar alteraciones metabólicas favoreciendo obesidad y enfermedades crónicas”, recalcó Segreda.
Por consiguiente, la mejor forma de prevenir la obesidad en los niños es por medio de la lactancia materna al menos durante los primeros seis meses. La leche materna es rica en proteínas las primeras semanas, luego esa cantidad se reduce gradualmente y de acuerdo con la velocidad de crecimiento del lactante, proveyendo así de manera natural la cantidad exacta de este nutriente que el niño requiere.