La Republica

El lugar más tranquilo del planeta podría estar en pleno Tokio

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Uno no va a Tokio para relajarse. Uno va para comer todo el uni que pueda, viajar en el metro superrápid­o de la ciudad, comprar en las reluciente­s grandes tiendas y beber muchísimo whisky japonés. Después, uno se traslada a una zona más rural del país, como Hakone, para descansar.

La cadena japonesa Hoshino Resorts inauguró el Hoshinoya Tokyo en julio, y lo promociona como el primer “ryokan de lujo” de la ciudad.

Para los que no conocen el término: un ryokan es un alojamient­o tradiciona­l japonés que ofrece una experienci­a cultural de inmersión. Alojarse en un ryokan normalment­e significa dormir en una cama tipo futón sobre un tatami (tapete de paja), bañarse en una fuente termal comunitari­a y comer una cena de varios tiempos estilo kaiseki vistiendo un kimono. ¡Muy recomendad­o!

Pero no existen muchos ryokans en Tokio, y los que hay tienden a ser más simples y de bajo presupuest­o que los refinados alojamient­os esparcidos por el Japón rural.

Hoshinoya toma los mejores elementos de un ryokan y los adapta a los viajeros modernos en una de las ciudades más dinámicas del mundo. El resultado es uno de los hoteles urbanos más tranquilos del planeta.

Con 17 pisos y 84 habitacion­es, el Hoshinoya no es un hotel boutique, pero es increíblem­ente íntimo y tranquilo. Incluso cuando está lleno, raramente verá o escuchará a otros huéspedes. La entrada prescinde de la típica conserjerí­a, teléfonos que suenan o actividad comercial.

En su lugar, encontrará una instalació­n de arte y un lugar tranquilo preparado para que usted se quite los zapatos, los que luego el personal vestido en kimonos guardará dentro de casilleros de bambú. Se le pedirá que circule por el hotel sin zapatos, incluso en su propia habitación, lo cual es sorprenden­temente liberador y hace que todo se sienta como estar en casa.

Pero la principal atracción aquí es el onsen al aire libre, el primer baño termal natural de la zona. Mujeres y hombres utilizan espacios separados en la azotea, cada uno abierto al cielo, pero delimitado por paredes.

La comunicaci­ón puede ser un desafío: muchos miembros del personal no hablan inglés fluido, y eso puede ser complejo en una ciudad donde el servicio de conserjerí­a es esencial. De todos modos, es solo una pequeña desventaja para la experienci­a de alojarse en un hotel tan tradiciona­lmente japonés.

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La cadena japonesa Hoshino Resorts inauguró el primer “ryokan de lujo” de la ciudad. Bloomberg/La República

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