VIOLENCIA POLÍTICA FRENA ASPIRACIONES DE MUJERES
A menos de un año solo hay una precandidata confirmada
Entre más diputadas, mayores oportunidades para una nueva presidenta
A11 meses para las elecciones presidenciales, de las agrupaciones inscritas a escala nacional, solo ha trascendido el interés de Natalia Díaz del Movimiento Libertario para ocupar la silla presidencial, mientras que Epsy Campbell del Partido Acción Ciudadana (PAC), todavía no tomado una decisión.
Sin embargo, esto no se debería a la falta de interés, sino a “las escasas oportunidades” y a “la violencia política”, que se ejerce contra las féminas que aspiran a cargos públicos, de acuerdo con varias líderes consultadas por LA REPÚBLICA.
“Pienso que la dureza con que fue juzgada Laura Chinchilla, desincentivó el surgimiento de nuevos liderazgos femeninos. Por dicha, los partidos están adecuando sus estatutos, para que las mujeres tengan más espacios, pero también se requiere un impulso adicional”, indicó Shirley Calvo, subsecretaria de Liberación Nacional.
La violencia política contra las mujeres es un término acuñado para describir una serie de acciones y omisiones, que basadas en elementos de género, tengan por objetivo o resultado, menoscabar el reconocimiento, goce y ejercicio de los derechos políticos de las féminas.
Y es que un machismo vigente en la sociedad y en los partidos políticos, condiciona el surgimiento de mujeres líderes.
En el Congreso, se ha evitado durante años, el avance de un proyecto de ley que garantiza la equidad de género en cuanto a la elección de puestos populares, como es el caso de regidoras, síndicas y diputadas.
No obstante, esta realidad está a punto de cambiar, gracias a una sentencia de la Sala IV, ya que para estas elecciones los partidos están obligados a respetar una alternancia horizontal y vertical, a la hora de hacer las postulaciones.
En principio, las mujeres tendrán la posibilidad de encabezar al menos tres provincias en las listas de candidatos a diputados, por lo que el número de féminas en la Asamblea Legislativa debería subir. Actualmente, solo ocupan el 33% de los cargos.
El cambio es verdaderamente significativo, ya que desde el gobierno de Rodrigo Carazo en 1978, todos los mandatarios con excepción de José María Figueres y Luis Guillermo Solís, fueron antes diputados.
Esto significa que pasar por la Asamblea Legislativa es un trampolín para las aspiraciones presidenciales, ya que los eventuales aspirantes pueden darse a conocer al electorado, mientras crean alianzas a lo interno para postularse por sus partidos.
Pese a la conquista política, las líderes insisten en que la sociedad debe cambiar para garantizar una verdadera equidad.
“Se requiere un compromiso tanto a lo interno de los partidos políticos, como dentro del sistema electoral. Además, se constituye en un reto y una prioridad para el Estado y la sociedad costarricense la búsqueda de una democracia paritaria e inclusiva”, dijo Ana Helena Chacón, vicepresidenta de la República.
Actualmente, los partidos no están obligados a nombrar candidatas a la presidencia, ni tampoco el aspirante presidencial debe designar mujeres para la vicepresidencia, ya que esa limitación sería una violación al derecho de elegir y ser elegido que se consagra en la Constitución Política.
No obstante, los partidos sí podrían impulsar y acompañar de manera creciente, el surgimiento de más candidaturas de mujeres para el máximo puesto del país.
Es difícil saber a estas alturas, cuáles mujeres tendrán un rol protagónico, ya sea como vicepresidentas o diputadas, pero ya varios aspirantes como Antonio Álvarez de Liberación Nacional, Carlos Alvarado del PAC y Edgardo Araya del Frente Amplio, destacan su compromiso con la igualdad de género, como uno de sus ejes de campaña.