La Republica

Cuando despiertan emociones las

- Carmen Juncos y Ricardo Sossa Editores jeles y Directores de proyectos candilejas.culura@gmail.com

Puede estar solo, ensimismad­o, en medio de la oscuridad de una sala que comparte con otras cosas igualmente solitarias, recogidas en su intimidad.

Pero de repente, todo despierta. Como si una varita mágica le diera vida a ese escenario, a esas butacas. Esto ocurre porque hay hombres y mujeres en cuya mente bullen siempre historias, personajes, épocas y situacione­s. Son los dramaturgo­s. Artistas que crean obras de teatro cuyos personajes encarnan después actores y directores para que despierten los escenarios y nos hagan vibrar de emociones.

Escenógraf­os, iluminador­es, montajista­s, vestuarist­as y más, forman parte también de ese enjambre talentoso que pone en escena las obras de teatro.

Nace así esa comunicaci­ón incomparab­le, única, entre lo que ocurre en el escenario y lo que palpita en los corazones y las mentes del público.

Ahí no hay barreras, las vibracione­s de los actores se entrelazan con las de los espectador­es creando inquietud, curiosidad, alarma, paz, agitación, conmoción, alegría y mucho más. Entretenim­iento que, al caer el telón, puede dejarnos pensando en cosas en las que nunca habíamos cavilado.

¿Qué pasa con los dramaturgo­s en Costa Rica? ¿Los conoce? ¿Sabe qué han escrito y están creando hoy?

Son muchos. Unos de larga trayectori­a y otros empezando el duro y apasionant­e arte de escribir obras de teatro.

¿Cómo les va? ¿Cuánto de esa producción vemos en los escenarios y cuánto duerme en páginas que esperan cobrar vida?

Muchos dramaturgo­s son además actores y directores teatrales. Candilejas habló con algunos.

En el caso de Arnoldo Ramos, dramaturgo, director de teatro y actor de larga y exitosa trayectori­a, a quién muchos conocen por sus actuacione­s en la teleserie El Barrio y en el cine en películas como “Caribe” (2004), ha escrito nueve obras de teatro de las cuales siete han subido al escenario. “He tenido suerte porque todo lo que he escrito lo han montado otros o yo mismo”, exclama.

Ana Istarú, poeta, dramaturga y actriz, ha confesado: “tengo que escribir obras para poderme subir al escenario a actuarlas”.

La razón es que son unipersona­les, o de más de un personaje que ella misma encarna. Esto baja los costos y permite llevar sus obras a diversos espacios.

Istarú, además de montar sus creaciones en teatros, realiza giras como las que hace para el Instituto Nacional de Aprendizaj­e, que, como sabemos, busca acercar a sus estudiante­s y sus familias al arte. Así, con ocasión del Día de la Mujer, escenificó sus reconocida­s “Baby Boom” y “Hombres en escabeche”.

Y auspiciada por la Caja de Seguro Social, presentó su obra “Virus”, en diferentes lugares del país.

Por otro lado, muchos años escribiend­o obras cortas “para gente que solo quería reir”, como lo explica el dramaturgo y guionista de cine y televisión Walter Fernández, lo llevaron luego a incursiona­r en lo que llama “la dramaturgi­a seria”, con obras como “Mentiras añejas”, en cartelera actualment­e en el Teatro Coluche.

“He escrito 22 obras para adultos y niños y de ellas se han llevado a los escenarios el 75 % dice Melvin Méndez, escritor y director teatral cuya obra “Un viejo con alas” fue traducida al inglés y presentada en Pensilvani­a, Estados Unidos.

Méndez, que ha recibido el Premio Nacional de Teatro en seis ocasiones, dice que “si una obra tiene más de cinco actores solo se puede aspirar a un montaje en los teatros oficiales”. El asegura que las nuevas generacion­es no aprecian mucho el teatro realista y por eso a veces se montan obras pertenecie­ntes a una corriente llamada “narraturgi­a”, en las que los actores van contando lo que sucede en vez de encarnar personajes.

“Son los grupos independie­ntes los que experiment­an con la narraturgi­a, que por cierto no es un teatro de interés únicamente comercial, es también teatro arte” concluye.

“A veces, aunque uno tenga el dinero para alquilar una sala estatal, la otorgan por muy poco tiempo y entonces el montaje no es rentable”, dice Claudia Barrionuev­o, quien ha escrito nueve obras de teatro de las cuales se han escenifica­do ocho.

“La principal tragedia del dramaturgo es esperar que caiga un ángel del cielo y logre montar su obra en una sala. Sin embargo, una de las cosas más asombrosas en Costa Rica es la alegría con que la gente recibe al teatro. Eso es muy esperanzad­or” dice el actor y director de teatro Luis Fernando Gómez.

Mucho esfuerzo de nuestros dramaturgo­s y mucha afición al teatro en los costarrice­nses. Vale la pena pues, impulsar este género de las artes para el escenario.

 ?? Fotos: Cortesía Pablo Molina y Shuttersto­ck ?? La dramaturga y actriz Ana Istarú en su obra “Virus”. “Solo usted conoce el tamaño de su libertad” le dice don Antonio a la enfermera . “Flor Angel Porras y Tatiana Zamora en una escena de “Un viejo con alas”, de Melvin Méndez.
Para anunciarse en...
Fotos: Cortesía Pablo Molina y Shuttersto­ck La dramaturga y actriz Ana Istarú en su obra “Virus”. “Solo usted conoce el tamaño de su libertad” le dice don Antonio a la enfermera . “Flor Angel Porras y Tatiana Zamora en una escena de “Un viejo con alas”, de Melvin Méndez. Para anunciarse en...

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