LOS ÁRBITROS NO DEBEN DECIDIR LAS CLASIFICACIONES
Esa sanción de penal, supuestamente inexistente que señaló el árbitro Allen Quirós en contra de Liberia, y que le permitió a Carmelita empatar el juego 2-2 en tiempo largo de reposición, les arrebató a los liberianos dos puntos de oro que perfectamente, al final de la brega, puede condenarlos al descenso a la segunda división.
En este cierre dramático del Verano, en un torneo apretado, cerrado, que a tres jornadas de su final en la etapa clasificatoria aún no define el cuarto lugar de la tabla y tampoco el descenso, todos los equipos, los doce, pelean cada punto a muerte, porque una unidad puede ser la que finalmente marque la diferencia.
Está tan apretada la cosa que hasta el Alajuelense, condenado a jugar el cierre del torneo a puro trámite, de pronto se ve con una mínima posibilidad numérica de amarrar el cuarto lugar, siempre que venza en las tres fechas restantes y se den combinaciones de resultados de otros equipos con aspiraciones en esas jornadas.
¡Cómo lamentan hoy los seguidores del León la derrota última ante Belén!.
¿Se imaginan hoy a la Liga con 25 puntos a solo tres de Pérez Zeledón?
Pero, retomando el tema en la zona baja de la clasificación, si Liberia hubiera mantenido la ventaja ante Carmelita y lo derrota 2-1, como lo hacía hasta el minuto 94, hoy sumaría en la tabla acumulada 43 puntos, hubiera rayado a los carmelos que se habrían quedado con 42, empatado con la UCR en esos 43 y a cuatro puntos de distancia del último lugar, Belén que suma 39.
Analicen todo lo que perdió Liberia por un supuesto error del silbatero central.
Con el empate 2-2, lo más que hizo fue empatar en la acumulada con San Carlos, quedar dos puntos debajo de Carmelita y dos puntos arriba de Belén, escenario muy diferente si hubiese mantenido el triunfo 2-1.
Un simple ejemplo de lo que vale un punto a estas alturas del torneo, igual en la cima de la clasificación. Limón es puntero porque tiene mejor diferencia de goles entre anotados y permitidos que Saprissa, pero un empate de uno de esos equipos, combinado con triunfo del otro y la cúspide cambia de dueño.
Y otro equipo que no puede darse el lujo de perder una unidad es Pérez Zeledón: depende de sí mismo para clasificar a la segunda fase, todo un privilegio en una competencia tan apretada.
Vienen tres fechas de pura adrenalina.
Suplicamos para que no sean los árbitros quienes decidan las clasificaciones.