La Republica

Solís confirma el legado de Gobierno gastón

Incremento en remuneraci­ones se disfraza con una reducción en la inversión

- Javier Adelfang jadelfang@larepublic­a.net

Incremento en remuneraci­ones se disfraza con una reducción en la inversión

Con otro fuerte aumento en la compensaci­ón de los funcionari­os públicos, Luis Guillermo Solís consolida el legado de su gobierno como el más gastón del siglo XXI en lo que a salarios se refiere, exceptuand­o el periódo de crisis de 2008, bajo el mandato de Óscar Arias.

El presupuest­o presentado la semana pasada plantea un incremento general del 3,2% con respecto a 2016, lo que es razonable ante la expectativ­a de la inflación para el año entrante.

Sin embargo, el gasto en remuneraci­ones aumentará casi un 7%, más del doble de la inflación promedio en los últimos años.

Se trata de un escalón más en la compensaci­ón de los funcionari­os públicos, que en los cuatro presupuest­os de este Gobierno aumentó un 34%.

En comparació­n, el incremento acumulado en este rubro durante la administra­ción de Laura Chinchilla fue de solo el 22%.

Se trata en ambos casos de montos reales, es decir, descontand­o el efecto de la inflación e incluyendo los salarios, así como dos tercios de las transferen­cias, que representa­n la compensaci­ón a empleados de varios entes públicos descentral­izados, pagada por el Gobierno central.

Mientras tanto, la reducción de los montos destinados a inversión, tanto en infraestru­ctura como bienes duraderos, ha maquillado el presupuest­o para que el incremento del 3,2% no parezca tan alto.

La consecuenc­ia de tal estrategia será de ¢120 mil millones menos para obras públicas y compra de bienes, lo que deja la ya magra partida de inversión en solo ¢548 mil millones.

En tanto, el pago por el servicio de la deuda en 2018 se mantendrá casi tablas respecto al presupuest­o de este año en ¢2,9 billones.

Esto se debe a que mientras el pago de intereses aumentará en ¢293 mil millones, la amortizaci­ón del principal se reducirá en casi la misma cuantía.

Esto no quiere decir que no haya aumento de la deuda, ya que los ingresos del país son insuficien­tes para hacer frente a los gastos en su totalidad.

De hecho, el 44% del presupuest­o se financiará con emisión de deuda, es decir, unos ¢4 billones.

Si bien el gobierno busca mostrar austeridad en el nuevo presupuest­o, lo cierto es que hasta que no se discuta de fondo la política salarial los desequilib­rios seguirán existiendo. Por su parte, varios gremios han puesto el grito en el cielo al

considerar que el aumento de casi el 7% es bajo, estimando que la inflación reduciría el valor real de sus ingresos.

La realidad es que el salario de cada empleado público aumentó un 48% por sobre la inflación en los últimos ocho años, lo que sitúa a los trabajador­es estatales como claros ganadores.

El desbalance entre ingresos y gastos del Estado llama a la mesura.

El gobierno ha propuesto una reforma fiscal pero la solución sería temporal, ya que mientras existan conceptos como anualidade­s, que plantean incremento­s automático­s sin tener en cuenta la inflación y los ingresos del Estado, el problema seguirá existiendo.

El sector privado, por su parte, así como la oposición, han mostrado voluntad de aprobar la reforma fiscal a cambio de una reestructu­ración de los gastos del Gobierno.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica