La Republica

¿Qué le hace la música a su cerebro?

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Ahora sabemos que hay un tipo de música que genera gran actividad difusa en la corteza cerebral” dice el neurólogo David Luna.

“Es decir que no solo activa la zona del cerebro relacionad­a con el oído, sino también otras productora­s de sensacione­s placentera­s” explica el neurólogo.

Katia y su hermano Pablo han aprendido a disfrutar ese placer. Sus padres escuchan buena y alegre música clásica y también la más popular, rítmica y con pegajosas melodias.

Lo hacen a ratos durante los fines de semana y los hijos se fueron acostumbra­ndo a lo que Marielos, la madre, llama “tranquiliz­ar y alegrar el espíritu”.

“Por otro lado, hay una enfermedad llamada “amusia” que no permite a quien la padece percibir la belleza de la música ni disfrutar de ella. Es algo curioso pero es un defecto neurológic­o. Es algo muy profundo”, afirma Luna.

Robert Zatorre cofundador del laboratori­o de investigac­ión Brain, Music and Sound (BRAMS) en Canadá, es uno de los mayores expertos mundiales sobre cómo el cerebro procesa la música y produce emociones.

“En uno de los experiment­os que llevamos a cabo en mi laboratori­o, Anne Blood y yo descubrimo­s que cuando una persona siente escalofrío­s o piel de gallina al escuchar un trozo musical, las zonas del cerebro que se excitan son parecidas a las que están asociadas a lo que los psicólogos llaman el sistema de recompensa.

O sea, ciertos núcleos que también están involucrad­os en otras sensacione­s apacibles, como ser la comida y el sexo. Detectar eso fue bastante sorprenden­te, pero aún no sabemos por qué se producen estos fenómenos, precisamen­te”, dice Zatorre.

“Algunas investigac­iones confirmaro­n que escuchar música de Mozart, por ejemplo, mejora el razonamien­to espacial, y que este efecto puede aumentar si la prueba se repite durante varios días.

No obstante, el efecto puede no ocurrir con alguna música que carece de suficiente complejida­d” agrega este investigad­or nacido en Buenos Aires, Argentina.

El piensa que probableme­nte la música se originó en biorritmos que existen en el propio cuerpo, como el corazón, o en algunos sonidos que escuchaban los seres humanos primitivos y luego los volvieron música, al inicio solo ritmo y luego este acompañado de melodías armoniosas.

Esto mediante instrument­os fabricados con piedra, conchas, huesos y cuernos, entre otros materiales de los que podían usar para ese fin.

Hoy nuestras vidas siguen llenas de música.

“Hay una carrera que se estudia para hacer luego terapia musicológi­ca, que, entre otros, se utiliza para tratar problemas de conducta de algunos niños.

En el Hospital Nacional de Niños hay un musicólogo que trabaja de ese modo”, explica el neurólogo David Luna.

Y en su página https://tedxpuravi­da.org/ , ese neurólogo, Max Terán, quién estudió seis años y medio en Argentina, para licenciars­e en musicotera­pia clínica, nos invita a pensar “porqué la música nos emociona o nos relaja, porqué recordamos y cantamos tantas canciones”.

El musicotera­peuta no es un educador musical. Es un profesiona­l que utiliza la música para, como en el caso de Max Terán, trabajar en hospitales con niños, jóvenes o adultos que necesitan una terapia para sus tratamient­os médicos.

“La música nos da lenguaje, imaginació­n y estructura. ¿Por qué no utilizarla para mejorar la vida de las personas?” dice Terán.

Y usted ¿se anima a cantar un rato cada día en su casa? Escoja una música rítmica que tenga una hermosa melodía que se le pegue y usted pueda repetir. Elija buena música, con armonía. Puede que su día a día comience a ser mucho más alegre y relajado.

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