“Héroe” tico de la Maratón de Boston la correrá por primera vez
En su momento y a pocos días de que se iniciara el Torneo Clausura, escribimos un comentario proyectando lo complicado que le podía resultar a Pérez Zeledón, meterse en la cuadrangular y así tener más opciones de defender el título.
El hambre de corona no sería la misma; era difícil que jugadores como Porfirio López, Jeikel Venegas, Luis Carlos Barrantes y Josué Mitchell, entre otros, repitieran campaña tan notable; también la falta de refuerzos para defender el cetro se hizo evidente.
A José Giacone, la dirigencia del campeón no le fortaleció la nómina adecuadamente para repetir la conquista del título.
Sobre todo en zona de ataque, era previsible que con solo dos delanteros de peso: Mitchell y Lauro Cazal sería complicado competir y pasarles por encima a artillerías de cinco o seis atacantes como las que presentaban Herediano y Saprissa, más un Alajuelense muy reforzado y un Santos con mucho camino recorrido con un mismo equipo.
Suponer que Mitchell podía repetir una campaña con 12 o 15 goles era arriesgado y ya vimos como el ariete se quedó en la mitad.
Llegó Fabrizio Ronchetti con su carga de lesiones y no aportó.
Puede ser que el título se empezó a perder con la partida de Álvaro Sánchez a San Carlos por temas personales. Ahí, el motor de los guerreros se quedó sin media batería y también Giacone perdió toda la campaña a su portero titular, Bryan Segura, bien suplido sin embargo por Alfonso Quesada.
Kevin Sancho, polifuncional defensor que alternaba los carriles con César Carrillo y Mauricio Núñez, terminó jugando también en el centro de la defensa tras la partida de Porfirio López.
La venta de Porfirio a la Liga fue el golpe letal que mandó a los guerreros al purgatorio. Cuando López se fue a la Catedral, con él se fue también el título. Su ausencia en retaguardia no se pudo suplir.
Keylor Soto perdió a su socio de batalla; ya conocemos las irregularidades de Dave Myrie, César Carrillo pasó lesionado y a Darío Alfaro, cedido por el León, don Pepe no le dio minutos para consolidarse.
La cintura de PZ con Venegas, Azcurra, Barrantes y Sánchez se rompió, solo los dos primeros mantuvieron su nivel, de manera que los motivos para entender por qué Pérez Zeledón no pudo retener la corona, no son muy difíciles de comprender y menos de explicar.
Los guerreros del sur se convirtieron en un rey de corta vida.
Para el costarricense Carlos Arredondo, los últimos cinco años, al llegar la mítica Maratón de Boston, se convirtieron en una vorágine de imágenes, aromas y sensaciones con solo pensar en el atentado que ocurrió la mañana del 15 de abril de 2013 en la calle Boylston.
Dos bombas artesanales presuntamente fabricadas por dos hermanos de origen checheno, Dzhokhar y Tamerlan Tsarnaev, explotaron cerca de la línea de meta, provocando cinco muertos y más de 250 heridos.
Tras la explosión, las miles de personas que acudieron al evento huyeron corriendo, pero esta vez por sus vidas.
Entre el tumulto, el terror y el llanto, el nacido en Barrio México, decidió mantenerse en el sitio y ayudar a las personas que sufrieron heridas.
De pronto, el tico observó en el piso a un joven, Jeff Baumann, quien perdió ambas piernas y de lo que quedaba de sus extremidades perdía una importante cantidad de sangre.
Con un pedazo de su suéter tomó al joven, le realizó un torniquete y lo llevó en silla de ruedas a una ambulancia.
De no ser por la acción del “héroe” tico, hubiese perdido su vida y sumado una muerte más al atentado.
Llegó a Estados Unidos como inmigrante ilegal, en busca del sueño americano y en su lugar tuvo una vida llena de eventos desafortunados y de tristeza.
En 2004 y 2011 fallecieron sus dos hijos: Alexander en un tiroteo en la guerra de Irak y Brian se quitó la vida, posteriormente.
Sin embargo, su amor por la Virgen de los Ángeles y su reconciliación con Dios le dieron las fuerzas para salir de su miseria y ayudar a otras personas por medio de su fundación.
Tras cinco años del incidente, Carlos Arredondo correrá por primera vez la carrera que lo dio a conocer ante los ojos del mundo.
Correrá los 42 kilómetros el lunes 21 de abril para recaudar fondos para la “Arredondo Family Foundation”, una organización que creó con su esposa para ayudar a las familias con parientes en la milicia y prevenir los suicidios relacionados con las fuerzas armadas.
Arredondo es llamado “héroe” en Boston, condecorado por Barack Obama y equipos deportivos, aunque asegura que nunca salvó a Baumann por la fama, sino porque su instinto lo motivó a hacerlo.
Este año portará el número de inscripción 29518 en su pecho por primera vez y le dedicará la carrera al oficial Dennis “DJ” Simmonds, quinta víctima del atentado, quien falleció un año después del evento en la academia de policía al no recuperarse en su totalidad de las heridas.
ACCIÓN conversó vía telefónica con el costarricense para conocer en la intimidad los detalles del evento, su preparación de cara a la carrera y un poco de una novelesca vida que no para de escribir capítulos.
CARLOS ARREDONDO: “TUVE UNA CONEXIÓN CON LA VIRGENCITA DE LOS ÁNGELES PARA SALVARLE LA VIDA A AQUEL MUCHACHO”