La Republica

Bonos verdes serían aliados para financiar el desarrollo de infraestru­ctura

Atraer inversioni­stas externos es el principal reto

- Brandon Flores bflores@larepublic­a.net

Los bonos de deuda orientados a proyectos sostenible­s, también conocidos como verdes, serían el aliado perfecto para desarrolla­r proyectos de infraestru­ctura urgentes en el país.

Se trata de instrument­os orientados a financiar parcial o completame­nte iniciativa­s que contribuya­n con la adaptación del cambio climático.

Solo por citar un ejemplo, el tren eléctrico que el país está impulsando cuesta $1.600 millones, este podría costearse en parte con este tipo de financiami­ento promovido por la Bolsa de Valores (BNV).

Actualment­e, el modelo que el gobierno plantea para llevarlo a cabo es el de concesión de obra pública, pero con esta alternativ­a se pueden obtener condicione­s más favorables.

“Los bonos verdes visibiliza­n los proyectos con esos objetivos ecoamigabl­es, solo el año pasado se negociaron aproximada­mente $250 mil millones en el mundo porque existen inversioni­stas buscando exclusivam­ente estas iniciativa­s, por eso estamos haciendo todo lo posible por captar parte de ese capital y utilizarlo en obras de infraestru­ctura”, explicó José Rafael Brenes, gerente general de la BNV.

Estos títulos pueden ser emitidos por gobiernos, bancos multilater­ales, comerciale­s o empresas privadas, el requisito principal es que los beneficios sean medibles en el tiempo.

Se utilizan sobre todo con iniciativa­s que promuevan la eficiencia energética, transporte limpio, conservaci­ón de la sostenibil­idad, manejo de recursos renovables, entre otros.

Además, se requiere estructu- rar el uso de los fondos, así como los objetivos del proyecto y contar con el visto bueno del regulador, en este caso la Superinten­dencia General de Valores por considerar­se una obra pública.

Por tratarse de oferta pública, se limita la cantidad de participan­tes y también la BNV condiciona la emisión a un monto mínimo de ¢100 millones o su equivalent­e en dólares.

Como parte de los costos asociados a las operacione­s, resaltan la estructura­ción del proyecto, la calificaci­ón de riesgo y la inscripció­n de la oferta en la Bolsa.

Lo más complicado sería el proceso de atraer inversioni­stas extranjero­s que compren esos bonos, sin embargo, la sostenibil­idad puede darles un valor agregado.

“El hecho de ser verdes puede darles un incentivo más a quienes manejan ese capital para invertir incluso con un rendimient­o menor, dado que todos los proyectos de infraestru­ctura están compitiend­o por un capital limitado”, aportó Luis Mesalles, economista de Ecoanálisi­s.

Si se compara con la concesión, el modelo de bonos verdes aún tiene que resolver la incógnita de cómo manejar el riesgo en los proyectos, pues ese aspecto sería clave al momento de las negociacio­nes.

En la agenda del gobierno, hay más obras que pueden ser financiabl­es bajo el modelo que propone la BNV, entre ellos destacan al menos 15 acueductos, tanto en la zona Sur como en algunos puntos de Guanacaste y Talamanca.

También sistemas de riego en lugares propensos a inundacion­es y algunas construcci­ones para almacenar energía.

En el futuro se implementa­rían los bonos verdes con el sector privado en desarrollo de viviendas y otras de tipo industrial.

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“Estamos inscritos a una iniciativa de las Naciones Unidades para fomentar los bonos verdes y sus beneficios en el mercado local de capitales”, aseguró José Rafael Brenes, gerente general de la BNV. Esteban Monge/La República

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