La Republica

Juegos de mesa y cerveza artesanal se combinan en barrio Dent

ManQala: Boardgames & Beer es el primer establecim­iento en el país con este concepto

- Julián Peláez jpelaez@larepublic­a.net

Hace diez meses abrió, en el límite entre los barrios Escalante y Dent, un establecim­iento que se atrevió a mezclar los juegos de mesa, la cerveza artesanal y la street food, bajo el nombre de ManQala: Boardgames & Beer.

La idea surgió cuando dos amigos, Alejandro Quirós y Roy González, decidieron poner un negocio basado en su pasión: los juegos de mesa, y combinarlo con el concepto de pubs de barrio Escalante.

Ellos se inspiraron en el local Snakes & Lattes, un café de juegos de mesa que hay en Canadá, pero decidieron que en Costa Rica tendría más acogida si, en vez de café, ofrecían cerveza a sus clientes.

“Nosotros lo pensamos y después dijimos: La gente en un café no se queda así tanto rato”, comentó Quirós.

Con la idea en mente solo les faltaba un tercer socio; fue ahí cuando se les unió Carlos Camacho, quien llevaba más de diez años haciendo cerveza artesanal y estaba buscando un lugar donde ofrecer su malta al público.

Por eso es que ManQala, además de las cervezas tradiciona­les, ofrece nueve tipos de cerveza de la casa, las cuales tienen nombres de juegos de mesa antiguos como la amber ale “Kala” y la vikinga “Tafl’”, dos de las favoritas.

En este local se puede elegir entre más de 275 diferentes juegos de mesa para disfrutar con amigos o en pareja, además de diferentes bocadillos de street food, como sándwiches, pizzas, hamburgues­as y pinchos, entre otros.

Además, varias personas del staff se dedican exclusivam­ente a explicar a los clientes cómo se desarrolla cada uno de los juegos y dar recomendac­iones sobre estos.

Los precios de la comida van desde ¢3 mil hasta ¢7 mil, y el precio de la cerveza de la casa oscila entre ¢3 mil y ¢3.500.

También hay un cobro por jugar, el cual es —si no se consume nada— de ¢3 mil por tres horas por persona y, si se pide comida o bebida, serán ¢1.000. La hora adicional vale ¢400 en ambos casos.

Al ser un concepto nuevo en el país, los tres socios se atrevieron a poner en marcha una idea que no sabían si iba a funcionar; sin embargo, se llevaron una grata sorpresa por la buena recepción que tuvo.

“Todo salió inesperada­mente bien, porque desde muy temprano, más que era diciembre y la gente anda como loca, se llenaba muchísimo. Entonces tuvimos que meter más mesas donde pudiéramos y era un desastre, porque el personal no lo teníamos calculado para esa cantidad de gente”, contó Quirós.

Unir a la gente alrededor de los juegos de mesa ha sido la principal satisfacci­ón de los tres socios, quienes afirman que cuando la gente entra a ManQala se suele olvidar incluso de revisar el celular.

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“Nosotros lo pensamos y escogimos un bar, la gente en un café no se queda así tanto rato”, comentó Alejandro Quirós, uno de los propietari­os. Esteban Monge/ La República

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