¿LE INTERESA INVERTIR EN UN “STARTUP” NACIONAL?
Un nuevo fondo contaría con el aval de la Banca para el Desarrollo
Empresas que produzcan textiles a partir de deshechos de piña, o que reciclen aceite usado de carros, son ejemplos de los emprendimientos que usted podría financiar por medio del mercado de valores, esto con el apoyo del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD).
Se trata de un primer fondo de capital de riesgo de hasta unos ¢25 mil millones, con el que se distribuye el riesgo al juntar varios proyectos.
El fondo, además, tendría avales o garantías hasta cierto nivel de la Banca para el Desarrollo.
Esto es gracias a una reforma para incentivar los modelos de capital semilla y capital de riesgo, la cual permitirá invertir en pequeñas y medianas empresas que no son de oferta pública.
La Banca de Desarrollo tiene la meta de empezar con este nuevo tipo de producto este año, para lo que está trabajando con INS Valores en la estructuración de un primer fondo.
“No va a ser fácil, en Costa Rica la gente ha sido muy cortoplacista en sus inversiones; entonces, lo primero que vamos a hacer es tratar de apostarle a empresas que sean un factor de éxito, uno necesita ese primer ejemplo ilustrativo de que sí se pueda hacer”, dijo Victoria Hernández, ministra de Economía y presidenta del consejo rector del Sistema.
Justamente, la apuesta es que la inversión sería atractiva por el aval que daría la Banca de Desarrollo, así como el enfoque ambiental y social, según Natalia Mata, gerente de banca de inversión de INS Valores.
Las empresas que se escojan se financiarán con deuda convertible en acciones o deuda normal, dependiendo de las características de cada
una, explicó.
Entonces, el fondo emitirá participaciones a inversionistas, y con eso se financiarán los emprendimientos.
La ley le permite a la Banca garantizar programas y carteras de crédito mediante la cobertura de la pérdida esperada, mientras que el Fondo Nacional para el Desarrollo (Fonade) queda facultado para recibir los recursos de contragarantía.
También, podrían cubrir un máximo del 75% de cada operación de financiamiento, o hasta el 90% en el caso de desastres naturales.
Primero, se debe tener una cartera de empresas listas para recibir un impulso que les permitiría exportar, que podrían estar dispuestas a tener más socios.
En especial, se trataría de enfocar en las que estén transformando productos agrícolas o promoviendo economía circular o innovaciones disruptivas.
La oferta podría venir en parte de incubadoras que apoyaron a los proyectos en sus primeras fases de prototipos y puesta en marcha, como la Agencia Universitaria para la Gestión del Emprendimiento (AUGE) de la UCR.
“Lo que nosotros tenemos les alcanza a los emprendimientos para experimentar con un mercado local, pero para internacionalizarse es importante que tengan capital riesgo”, explicó Luis Alonso Jiménez, el director de Auge.
Unas 10 empresas de este programa podrían estar listas para la etapa de capital de riesgo; incluso, tienen algunas que ya han logrado conseguir este tipo de inversiones.
En general, se habla de inversionistas ángeles cuando financian a “startups” en sus primeras etapas, y de una siguiente etapa de inversión riesgo, o “venture capital”, cuando la empresa está un poco más madura.
Sin embargo, todavía se necesita el reglamento que está desarrollando Sugeval, el cual debe quedar listo en los seis meses después de la publicación de la ley este 29 de agosto.