PAÍS DA PRIMEROS PASOS HACIA TRANSPORTE PÚBLICO GÉNERO-SENSIBLE
Equipo interinstitucional analiza y afina acciones para atender el problema
Lo que inició como un estudio enfocado en plantear medidas para reducir las emisiones de carbono en el transporte público fue el origen de las primeras acciones para forjar un prototipo de transporte género-sensible en el país.
El temor recurrente que manifiestan sentir las usuarias cuando utilizan los distintos medios, por la alta incidencia de acoso callejero, capturó la atención de las analistas y amplió el foco del estudio.
Inseguridad cuando esperan en las paradas y cuando se desplazan en el bus, taxi o tren es un sentimiento común que evidenciaron los sondeos aplicados para identificar las problemáticas que viven las mujeres en el transporte.
Además, se encontró que una alta porción de la población femenina ha recibido o ha sido testigo de acoso, tocamientos, miradas y actos de una cultura machista.
Y es que, por sus múltiples responsabilidades, son las mujeres las que más utilizan el transporte, hacia rutas más variadas, en distintos horarios y para realizar diversas actividades.
“La constante y variable movilidad de las mujeres se debe principalmente al cumplimiento de actividades laborales remuneradas y no remuneradas tales como el cuido de otras personas y las labores domésticas que realizamos,” explicó Suiyen Ramírez, especialista en Construcción de Identidades y Proyectos de Vida, del Instituto Nacional de la Mujer.
Ramírez forma parte del equipo de trabajo que se conformó para discutir y promover propuestas encaminadas a crear un transporte público género-sensible, junto a representantes del Ministerio de Obras Públicas y Transportes.
Este grupo de trabajo surgió por iniciativa de GIZ, entidad de cooperación alemana a cargo el estudio que terminó alertando sobre la frecuencia del acoso en el transporte público.
“La gravedad del problema es latente en toda Latinoamérica”, reveló Karla González, exministra de Obras Públicas y actual líder del Grupo de trabajo de Género del Banco Mundial.
Así lo evidenció el estudio “Ella se mueve segura”, del 2017, el cual identificó que, en Santiago de Chile y Buenos Aires, el 89% de las mujeres consultadas ha visto o sufrido acoso sexual en el sistema de transporte público y el 61% de las usuarias en Quito reportó sentirse insegura.
En esa misma línea, cuatro de cada diez mujeres encuestadas en la Ciudad de México no sienten que puedan viajar seguras en transportes públicos sin sufrir acoso sexual y seis de cada diez consideran la seguridad como el tema más relevante cuando viaja, reveló otra muestra de Reuters Foundation
del 2018.
Para generar políticas enfocadas a atender el problema, González comentó que es necesario abordarlo con datos sobre la calidad, diseminación y acceso para desagregarlos por género de pasajeros, frecuencia, necesidades y tendencias.
“Con la información recopilada será posible diseñar de tal manera que se coloque al usuario en el centro del sistema, entendiendo que no es un ente homogéneo”, dijo la exjerarca del Mopt.
Por ahora, las autoridades encargadas de definir las acciones para combatir el acoso en el transporte analizan políticas impulsadas en otros países para ajustarlas a Costa Rica.
“Estamos en el diseño de experiencias piloto para generar un modelo de transporte público que pueda replicarse en el resto del país”, destacó Ramírez.