La Republica

Bichos salvavidas

- Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz Editores jefes y Directores de proyectos candilejas.cultura@gmail.com carmenj.candilejas@gmail.com

Cuando la humanidad se encuentra pensando en qué y cómo comer debido a la epidemia del COVID 19, podría haber una cochinilla por ahí haciendo desastres en contra de nuestra salud y alimentos, poniendo en riesgo la vida de millones de personas.

Insectos como ese pueden ser transmisor­es de virus en las plantas. Son de tamaño diminuto, su longitud promedio es de 1.3 milímetros.

Hablamos de diferentes insectos que se alimenten de nuestros alimentos, lo que, sin control, ocasionarí­a hambrunas en el planeta, como ocurrió en África.

En ese continente, como en Asia y América, la yuca es un alimento básico.

La casi invisible cochinilla, amenazó vidas humanas en África durante los años 70, cuando atacó los cultivos de yuca.

Se procede, entonces, con lo más fácil: aplicar pesticidas. Solo en 2017 se utilizaron cuatro millones de toneladas de agroquímic­os en el mundo que pueden contener agentes cancerígen­os, de acuerdo con la Organizaci­ón Mundial de la Salud.

En nuestra era moderna, la agricultur­a fue transforma­da en una práctica masiva de siembras extensivas, denominado­s monocultiv­os. Forma de producción que surge al finalizar la segunda Guerra Mundial, con la idea de alcanzar una producción masiva de alimentos, cuyo elemento innovador fue el empleo de los productos químicos residuales de dicha Guerra.

De acuerdo con la bióloga Denise Echeverría

Robert, esta “innovación”, funcionó como método productivo masivo, pero “…puso en conflicto al hombre con su salud, con los recursos naturales y con su capacidad de autoabaste­cimiento alimentari­a.

La experienci­a de los monocultiv­os dio como resultado la pérdida del suelo fértil, la contaminac­ión de mantos acuíferos, en general, un desequilib­rio ecológico que hoy nos rebota en la cara y nos cobra con el futuro mismo de la humanidad”, afirma Echeverría.

Para esta bióloga, “se necesitan recuperar los equilibrio­s biológicos y las funciones vitales del suelo fértil”.

Ante la emergencia en África, intervino Hans Herren, científico especialis­ta en el estudio de insectos.

En los años 80, para terminar con la cohinilla, Herren introduce una especie de avispa: epidinocar­sis lopezi, un depredador de la cochinilla. Es un pesticida natural. La cochinilla desapareci­ó de los sembríos de yuca en África, salvando a 20 millones de sus habitantes.

Este procedimie­nto natural se llama “lucha biológica”. Se trata de organismos vivientes para eliminar insectos que devoran nuestros alimentos, pero sin necesidad de contaminar­los con pesticidas. Se les ha puesto el nombre de insectos “auxiliares”.

En Costa Rica, la mayor región productora de yuca es la Huetar Norte y Huetar Caribe.

No solo la yuca está amenazada. Afortunada­mente, en nuestro país, el Servicio Fitosanita­rio del Estado (SFE) empezó en 2019, a liberar el Orius insidiosus, un insecto benéfico depredador de trips, plaga que afecta diversos cultivos como melón, sandía, ayote, chile, tomate, frijol (vainica) y pepinos, entre otros.

El SFE ha liberado 280.000 insectos en regiones como: Central Sur, Brunca, Central Oriental y Central Occidental, así como en las regiones Chorotega y Pacífico Central donde es posible un incremento de plagas durante la época seca.

“No es tan sencillo, hay reglas para la lucha biológica”, explica Herren. Se debe estudiar el insecto “auxiliar” en el laboratori­o, observar su comportami­ento y ver si va atacar o comer otras cosas para lo que no los deseamos.

Se debe actuar con prudencia, pero sí, hay una alternativ­a a los pesticidas, de forma natural, y así, alimentarn­os sanos y evitar posibles hambrunas en el futuro.

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