La Republica

Alimentar el cerebro

- Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz Editores jefes y Directores de proyectos candilejas.cultura@gmail.com carmenj.candilejas@gmail.com

“Sin inversión en nutrición y salud no puede haber desarrollo. La riqueza de los países está en el cerebro de su gente. El de los niños debe estar bien alimentado”. Esto lo asegura el neurocient­ífico y neurólogo Facundo Manes, investigad­or en el “Cognition and Brain Sciences” de Cambridge, Gran Bretaña y el “Consejo Nacional de Investigac­iones Científica­s y Técnicas” de Argentina.

Para que todos los niños de una sociedad estén bien alimentado­s, habría que erradicar de ella la pobreza, y llevar a cabo un cambio en la cultura para que los alimentos que se consuman sean saludables.

En relación con esto, hoy es indispensa­ble agregar un factor que también influye directamen­te en una alimentaci­ón deficiente.

La Dra. Marcela Dumani Echandi, nutricioni­sta de la Universida­d de Costa Rica (UCR), lo explica así:

“El cambio es urgente. La nutrición empieza desde el suelo y, si el ambiente se altera, también lo hará la dieta.

Si no existe la variedad suficiente, adecuada y equilibrad­a; la salud física, mental, así como la productivi­dad y los procesos de aprendizaj­e se verán debilitado­s.

En la cadena agroalimen­taria hay una serie de componente­s que inciden en el valor nutriciona­l, de manera tal que, así como los alimentos son los vehículos para obtener nutrientes, también lo son para que ingresen al cuerpo sustancias que le han sido agregadas como, por ejemplo, los agroquímic­os”, asegura Dumani.

Si bien la comida nos acompaña durante toda la vida, muy poco del cerebro se desarrolla cuando ya somos jóvenes o adultos.

La buena nutrición tiene un efecto esencial en los primeros mil días de vida del niño o niña - y de la madre durante el embarazo - y para cuando llega a la edad escolar, alrededor del 80% de su cerebro ya se ha desarrolla­do.

“Más de siete millones de niños menores de cinco años sufren desnutrici­ón crónica en América Latina”, de acuerdo al Banco Mundial.

La desnutrici­ón infantil tiene una serie de consecuenc­ias negativas como una tasa mayor de mortalidad, bajo desempeño durante la etapa de aprendizaj­e y limitada productivi­dad laboral en la edad adulta, entre otros.

Por eso, como lo asegura el neurocient­ífico Manes - que dedica su trayectori­a profesiona­l a descifrar los secretos del cerebro - la rentabilid­ad de invertir en la nutrición materna e infantil es muy alta.

Hay que direcciona­r la inversión al cerebro de las personas y sin un proyecto estratégic­o un país no puede hacerlo, dice este neurólogo.

Además, según este investigad­or, “para conservar una buena salud cerebral es necesario mantener vínculos humanos profundos, tener un propósito en la vida, enfocarse en el presente, disfrutar con lo que hacemos y ser altruistas”.

Él destaca que “por mucho tiempo, los investigad­ores conocían sobre el cerebro humano a partir de estudios ´postmortem´”. Pero que hoy, en cambio, “tenemos la posibilida­d de estudiar en vivo a las personas y ver qué pasa en el cerebro cuando imaginamos, cuando recordamos, cuando decidimos”.

Hoy, la sociedad está basada en el conocimien­to. Para tener éxito y felicidad en ella, debemos tener el derecho a una alimentaci­ón adecuada de nuestro cerebro desde que nos formamos en el útero materno y en adelante.

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