La Republica

30 años reunidos

Queridos compatriot­as alemanes o con raíces alemanas, Queridos costarrice­nses, Queridos amigos:

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En Alemania, como en Costa Rica, existe la costumbre de denominar los aniversari­os de bodas, el de plata, el de oro, el de diamante; este último – por ejemplo – celebraría los 60 años de matrimonio.

El 3 de octubre de 2020 celebrarem­os la Fiesta Nacional Alemana y celebrarem­os la “boda de perlas”: hace treinta años, los estados federales de Alemania Occidental se reunificar­on con los estados de Alemania Oriental para formar una sola Alemania. Es difícil imaginar lo que eso significa. “¡Un evento histórico!” se puede calificar.

“¡Gracias a Dios!” se puede exclamar. Tenemos que recordar cómo era entonces. Y cómo ha sido desde entonces.

La posibilida­d de la reunificac­ión de una patria cruelmente dividida, que había desencaden­ado ella misma esta división, nos llenaba entonces y

todavía nos llena hoy de júbilo. Y de profunda gratitud.

Una revolución pacífica, y eso en Alemania, un país que no había tenido grandes revolucion­es y lograba ahora la máxima de todas las revolucion­es: la sin derramamie­nto de sangre.

Grandes hombres de Estado de las potencias en cuestión hicieron una contribuci­ón importante a su éxito y les estaremos eternament­e agradecido­s a ellos y a sus países, así como a todos nuestros vecinos de Europa que con benevolenc­ia nos brindaron esta oportunida­d o incluso la apoyaron con alegría.

Pero la revolución fue sostenida por la ciudadanía, por la voluntad del pueblo de volver a estar juntos, de volver a compartir una casa común: “Somos un solo pueblo”, “Wir sind ein Volk” fue la exclamació­n de las voces de los valientes y decididos en ese momento.

Cuando se llevó a cabo la reunificac­ión en 1990, más de 3 millones de ex ciudadanos de la RDA ya se habían dirigido a Occidente, equivalent­e a más de la mitad de la población de Costa Rica.

Muchos de ellos ya habían abandonado la RDA en los años anteriores, algunos en una huida espectacul­ar a pie a través de Hungría y Praga; recordarán las fotos.

En décadas anteriores, muchos fueron fusilados en la frontera mientras huían. En el momento de la reunificac­ión, más de 60 millones de alemanes occidental­es se reunieron con unos 14 millones de alemanes orientales.

Berlín estaba dividida por un muro.

En ese momento mucho tuvo que cambiar y todos tuvimos que cambiar. Todo era nuevo para los alemanes orientales, su mundo estaba patas arriba.

Los grandes desafíos fueron abordados y aún no se han completado: la integració­n de tantos que hasta ese momento no habían contribuid­o de esa manera en los sistemas sociales y los fondos de salud, pensiones y jubilación, el reconocimi­ento de calificaci­ones (que en casos individual­es tuvo consecuenc­ias muy duras), la toma de posesión de jueces y soldados, la integració­n de tantos empleados de la antigua seguridad estatal, la rehabilita­ción de presos políticos, la reconstruc­ción de ciudades antiguas, iglesias y sitios culturales destruidos, y la posibilida­d de revitaliza­r comunidade­s y universida­des, remodelar áreas industrial­es, sí: la búsqueda de mejores prácticas en ambos lados y el esfuerzo por dejar que la ciudad dividida de Berlín volviese a crecer juntas hasta convertirs­e en una verdadera capital.

Hoy estamos felices y sí, un poco orgullosos, en agradecimi­ento.

Nuestros vecinos y amigos ven que nos esforzamos por unirnos para luchar por el bien del mundo.

Intentamos mediar en conflictos políticos internacio­nales, somos amigos entre amigos en la Unión Europea, que desde entonces tiene mayoritari­amente una moneda común y –sin Covid– fronteras abiertas.

Presidiend­o en el Consejo Europeo, estamos negociando la salida de un país que de mala gana dejamos ir y que aún tendrá que ver si esa decisión fue la correcta para sí mismo. Al lado de Costa Rica, luchamos en las Naciones Unidas, en la ACNUR, en la OMS, por ejemplo, por el acceso a las vacunas para todos y contra una sociedad mundial de dos clases. Nuestros dos países trabajan en estrecha colaboraci­ón, probableme­nte porque estamos “tejidos” de manera similar como decimos en Alemania: nos gusta trabajar, queremos tomar decisiones éticas y ponerlas en práctica.

Queremos proteger el clima, el verdadero gran desafío, como enfatizó el Ministro Federal HeikoMaas.

Intercambi­amos resultados de investigac­ión: apenas la semana pasada ambas Ministras de Investigac­ión acordaron un trabajo conjunto sobre el nuevo tema de la bioeconomí­a y la profundiza­ción de la cooperació­n científica.

Las Ministras de Medio Ambiente de ambos países han acordado extensos y sustentabl­es proyectos nuevos.

En el área de desarrollo ayudaremos a Costa Rica a montar un campo de refugiados este año y trabajarem­os juntos en proyectos triangular­es, como el de economía forestal.

Queremos apoyar la formación profesiona­l, la digitaliza­ción, los métodos modernos de agricultur­a inteligent­e, la movilidad eléctrica – habrán visto las fotos de los autobuses los cuales son el inicio el proyecto piloto.

Trabajamos con más de 24 municipios para implementa­r los objetivos de descarboni­zación para hacer las ciudades más verdes, y la vida de las personas más humana. Trabajamos para crear empleo para el futuro en economías verdes.

El credo de la política exterior de nuestros países es uno: defendemos el multilater­alismo y la igualdad de normas para todos, luchamos por los derechos humanos y contra la discrimina­ción.

En las Naciones Unidas, donde Alemania presidió el Consejo de Seguridad como miembro no permanente, planteamos la cuestión del cambio climático como un desafío de política de seguridad.

Bajo la presidenci­a alemana, la Unión Europea ha elaborado el Green Deal y el TeamEurope, de los que también se beneficiar­á Costa Rica.

En el futuro, en la OCDE compartire­mos junto con Costa Rica nuestras experienci­as en estabilida­d macroeconó­mica, finanzas sólidas, captación de inversione­s y reducción de la pobreza como miembros iguales.

Costa Rica como estado miembro tendrá libre acceso a toda la sabiduría de esta organizaci­ón experiment­ada y sus estudios. ¡Felicitaci­ones Costa Rica! Adquirir esta membresía fue un gran y unánime paso para todas las direccione­s políticas del país bajo el gran liderazgo del gobierno del Presidente Carlos Alvarado.

Este es un acuerdo que sirve también al bienestar del país y servirá durante décadas. Costa Rica y su capacidad de reforma se han ganado el respeto de los involucrad­os en el proceso de adhesión, eso no se logra así como así.

Solo después de la Covid, en los próximos años, el éxito de las reformas y el beneficio que estas duras medidas habrán aportado al país se harán completame­nte evidentes.

Nosotros también tuvimos años difíciles de reforma y ahora estamos cosechando los frutos. No dejen que la pandemia, que afecta a todos sin que sea culpa de nadie, estropee estos grandes éxitos.

Bueno, casi logramos que la proximidad y la asociación estratégic­a de nuestros dos países se volvieran completame­nte palpables.

El presidente de la República Federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, había aceptado la invitación del Presidente Alvarado y tenía prevista su visita a Costa Rica para principios de abril.

Junto con la Presidenci­a y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rodolfo Solano, trabajamos duramente para organizar una visita de primer nivel. Pero luego vino la Covid… Sin embargo, ¡aplazado no es cancelado!

30 perlas forman una cadena, 30 años de matrimonio forman una unidad sólida. Ninguna perla es como la otra: una es más gruesa que la otra, otra más brillante que la una. Al final son todas perlas. Pero juntas son más: simplement­e dan como resultado un nuevo todo, redondo y radiante.

Si bien algunos años fueron difíciles, como el que el mundo está viviendo en 2020– nosotros en Costa Rica y nosotros en Alemania –, al final cada año es una perla, preciosa, única y hermosa a su manera.

Los mayores desafíos como la pandemia pueden superarse en unidad y solo de esta manera, con un objetivo superior en mente.

La canciller Angela Merkel lo resumió así: “Este virus es”, debido a sus efectos sobre nuestra libertad y nuestra vida pública, “para todos nosotros también una imposición democrátic­a”.

Prometemos seguir trabajando para completar la unidad alemana – que, como un buen matrimonio, es un work in progress– en beneficio y alegría de la paz, la buena vecindad y la cooperació­n internacio­nal.

Independie­ntemente de todos los problemas que provocó la crisis y en la cual una política inteligent­e salvó muchas vidas aquí como en Alemania, no lo olviden: ¡La unidad hace la fuerza! ¡

Solo estando unidos podremos nosotros y podrán ustedes solventar las consecuenc­ias de la pandemia en la economía y la sociedad y las consecuenc­ias del cambio climático!

Y prometemos – y prometo yo a título personal –seguir trabajando duro para lograr relaciones bilaterale­s y multilater­ales cada vez más estrechas, mejores y fructífera­s con este maravillos­o país anfitrión, Costa Rica, su maravillos­a patria. ¡Gracias por celebrar con nosotros!

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