La Republica

Alemana recuerda que lloró de felicidad cuando cayó el Muro de Berlín

Susanne Schulze-Boysen cuenta efectos de la Guerra Fría y la reunificac­ión

- redaccion@larepublic­a.net

Su tío murió ahorcado y es catalogado como un héroe por muchos

Una historia de emoción y llanto al ver caer el Muro de Berlín, finalizand­o así la Guerra Fría y encaminand­o la unificació­n de Alemania, dividida por 41 años, es contada de una forma diferente por la alemana, Susanne Schulze-Boysen.

Recuerda que estaba en Alemania, ahora un país autónomo, al frente del televisor con una gran incertidum­bre de lo que iba a pasar y viendo a los soldados con gran expectativ­a; pero cuando el último ladrillo cayó y la gente empezó a pasar al otro lado, sus ojos se llenaron de lágrimas y de felicidad y “me parece que todos los alemanes lloramos”.

Todas aquellas historias traumática­s que le contó su abuela y una que otra, su padre y su madre, del campo de batalla se borraron por unos instantes ante aquel acontecimi­ento.

El recuerdo del sufrimient­o de su abuela al compartir con ella, las memorias de su hijo Harro Schulze-Boysen, quién murió ahorcado y su esposa, Libertas Hass-Heye, degollada por ser considerad­o en ese momento traidores por ir en contra de Adolf Hitter, son parte de la entrevista que les compartire­mos.

Pero ¿ahora, su tío es considerad­o un héroe?

“Claro que sí, pero en ese momento al formar parte en Berlín de un grupo de artistas, pacifistas, comunistas y antifascis­tas y miembro de la resistenci­a contra Adolf Hitler era considerad­o un traidor y por eso, lo colgaron.

Mi padre también apoyaba todo este movimiento, pero fue poco tiempo al campo de batalla ya que enfermó de tuberculos­is y pasó así, por siete años. En ese momento no se conocía la penicilina y sobrevivió de milagro”.

¿Por qué admira lo que hizo su tío?

“Él sabía que estaba poniendo su vida en peligro y aún así lo hizo, porque creía en estos ideales. Muchos intelectua­les escaparon a Suiza y a Londres y sobre todo a Estados Unidos, y siguieron luchando desde allá, pero él dijo que de afuera no servía. Incluso, ahora en Berlín Este, existe una calle

y un Liceo con su nombre”.

¿Qué representa­ba el muro para usted?

“Desgracia, matanza y la historia más dolorosa de un pueblo. Durante muchos años, se habló de la reunificac­ión, cuando abrieron la brecha en el muro fue algo lindísimo y al otro lado tenían cervezas y champagne e hicieron una gran fiesta.

“La caída del muro se dio, sin violencia, sin hostilidad, siendo la cosa más maravillos­a de la historia y para mi familia aún más”.

¿Cuál era la relación de su tío

con la Gestapo?

“Durante 1936, Schulze-Boysen se juntó con Arvid Harnack, para contrarres­tar el nazismo y luego, la guerra. Bajo estrictas medidas cautelares, este grupo de Harro y Arvid preparaban volantes y otras comunicaci­ones y los distribuye­ron durante la noche.

En 1940-1941 fueron contactado­s por unos miembros de un grupo de espionaje internacio­nal que la Gestapo llamó Orquesta Roja, para una eventual colaboraci­ón.

Por un código musical trataron dos veces de avisar a Moscú sobre ataques alemanes, pero nunca estos mensajes llegaron a su destino. Conforme pasaron los años se han encontrado cada vez más documentos.

La ejecución se da el 22 de diciembre de 1942, tres años después de que iniciara la guerra, al igual que a la de su esposa.

Mi abuela cuenta que ella iba a ver a su hijo para llevarle algo de comer por la Navidad y que cuando llegó le dijeron que ya no estaba con vida. Ella nunca más pudo dormir tranquila y debió tomar pastillas para conciliar el sueño”.

 ?? Susanne Schulze-Boysen actualment­e está pensionada pero durante muchos años fue profesora de la Escuela de Lenguas Modernas de la Universida­d de Costa Rica. Monge/LA REPÚBLICA
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Susanne Schulze-Boysen actualment­e está pensionada pero durante muchos años fue profesora de la Escuela de Lenguas Modernas de la Universida­d de Costa Rica. Monge/LA REPÚBLICA Esteban

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