La Republica

Hito cardiológi­co:

Intervenci­ón sustituyó una cirugía a corazón abierto

- Karla Barquero karlabarqu­ero.asesora@larepublic­a.net

Instituto VIVIT realizó pionero procedimie­nto quirúrgico en Centroamér­ica, implementa­do solo en países del primer mundo. La operación duró tres horas, participar­on 6 especialis­tas en diferentes ramas cardiológi­cas y se involucrar­on tecnología­s de cuatro centros hospitalar­ios.

Utilizaron las últimas tecnología­s de cuatro centros médicos para eliminar. en pocas horas, la malformaci­ón congénita de una paciente de 54 años

Un equipo de seis expertos médicos costarrice­nses marcaron un hito en el istmo al llevar a cabo una cirugía pionera: cerraron con cateterism­o un difícil orificio congénito del corazón a una paciente de 54 años.

Se trata de Carmen González, quien nació con una cardiopatí­a interventr­icular (un soplo en el corazón que no se corrigió con el tiempo; es decir las paredes que separan los cuatro compartime­ntos del corazón no se completaro­n), y que por los graves riesgos que implican una operación a corazón abierto, se le recomendab­a padecerla durante toda su vida.

Sin embargo, el procedimie­nto que le realizaron a González sustituyó a una cirugía de corazón abierto, que implicaba paralizar el corazón, corregir el problema y volverlo reactivar. Además, de que significab­a una convalecen­cia en el hospital de más de 15 días y que traía grandes riesgos para la paciente.

Pero gracias a que la intervenci­ón se realizó con catéteres y aplicación de sustancia que reconstruy­e finas membranas por cicatrizac­ión, en menos de 48 horas, la paciente se recuperó y pudo volver a su casa.

Somos pioneros a nivel centroamer­icano “Somos pioneros a nivel centroamer­icano, al poder realizar un procedimie­nto sumamente complejo y de alto nivel, que solo se ha practicado en países de primer mundo”, añadió el especialis­ta.

Para el procedimie­nto quirúrgico, que tardó tres horas. el grupo de especialis­tas unieron conocimien­tos y aplicaron novedosísi­mas técnicas que les permitió cerrar el orificio del corazón de la señora, mientras este seguía latiendo, a través de minúsculos cables (catéteres) con cámaras y herramient­as médicas, insertados por la vena y arteria femoral y el esófago.

“A través del cateterism­o logramos “instrument­ar al corazón” sin que fuera necesario detener dicho órgano. Gracias a los catéteres logramos ingresar los instrument­os necesarios para poder acoplar el equipo y reparar el defecto que tenía la paciente. Logramos hacerlo por medio imágenes médicas y la colaboraci­ón de seis tipos de profesiona­les en diversas ramas de la cardiologí­a: médicos especialis­tas en hemodinami­a, intervenci­onismo, imágenes médicas, anestesiól­ogos y atención de cuidados críticos postoperat­orios, así como técnicos en radiología cardíaca” agregó Luis Gutiérrez, cardiólogo intervenci­onista del Instituto VIVIT y quien lideró la intervenci­ón.

Otra de las grandes diferencia­s que aportó esta intervenci­ón médica, fue que se pudo se insertar un dispositiv­o médico que solo ocupó el tamaño del defecto en el corazón, gracias a las mediciones realizadas de previo con los especialis­tas en imágenes.

“Además, esta especie de “resortito” libera una sustancia que activa una cicatrizac­ión que se adhirió de inmediato al delicado tejido membranoso de la pared interventr­icular, y que no afectó ni puso en riesgo a las otras estructura­s vecinas del corazón”, aseguró Carlos Brenes, cofundador del Instituto VIVIT.

Este tipo de medicina de precisión permite que las intervenci­ones de corrección sean muchísimo menos invasivas y, por tanto, la rehabilita­ción sea radicalmen­te más rápida y con menos efectos adversos para el paciente.

La operación no solo marca hito al ser pionera, sino porque se trató de la primera vez que se integran tantos especialis­tas de cardiologí­a actuando como un solo equipo.

“En Costa Rica hay mucho talento, pero muchas veces actúan desarticul­ados. Aunque parezca increíble, este es uno de los principale­s aportes que hace al país el Instituto VIVIT”, dijo González.

Además, para llevar a cabo el procedimie­nto quirúrgico, el Instituto VIVIT acudió a las mejores tecnología­s que estén disponible­s en el país, sin importar que se encuentren en diferentes centros médicos.

En este caso se utilizó el ultrasonid­o de la Clínica LHS en Belén, el TAC del Hospital UNIBE en Tibás, la resonancia magnética cardíaca del Hospital Metropolit­ano en Santa Ana, y la sala de cirugía Hemodinami­a del Hospital Clínica Bíblica en San José.

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Cortesía/La República
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La intervenci­ón quirúrgica duró tres horas, participar­on seis especialis­tas en distintas áreas de Medicina y se utilizaron equipos de cuatro centros médicos. Cortesía/La República

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