Café de Costa Rica: 200 años promoviendo el desarrollo social y económico
Grano de oro celebra el bicentenario de su primera exportación
El café nacional está de manteles largos.
Hace 200 años que el primer saco de este producto salió del país, para comenzar a escribir la historia, una llena de éxito y progreso para las comunidades rurales, y que hoy permite a los costarricenses hacer gala de una de las mejores tazas del mundo. Hoy, el café costarricense es cotizado en Europa, valorado por arriba del precio promedio en la Bolsa de Nueva York, se degusta en Bélgica, Arabia Saudita y Japón, entre paladares exigentes y ciudadanos de buen comer. Asimismo, es reconocido por su trazabilidad y su cultivo sustentable y de alta tecnología. Si bien hoy se cosechan los frutos de una historia próspera, es bueno preguntarse cómo comenzó el camino del grano que este año fuera declarado símbolo nacional. Se cree que en 1816 el padre Félix Velarde se paseaba por las casas de San José ofreciendo semillas de café a las personas, con indicaciones de cómo cultivarlas. Él mismo tenía su propio solar ubicado 100 metros al norte de la Catedral Metropolitana o en la esquina sureste del cruce de Avenida Central y Calle Central, punto cero de la ciudad. Cuatro años después, en 1820, se contaba con 17 mil cafetos en producción y salieron los dos primeros quintales hacia Panamá. En 1841 cruzó el Atlántico en manos del inglés George Stiepel, que lo llevó a Londres con la promesa de traer ganancias para el lote de Santiago Fernández. El extranjero cumplió su promesa y regresó en 1845 con el dinero de las ventas y más barcos. La historia recordará otros nombres como Juan Rafael Mora, Vicente Aguilar, Gordiano Fernández, Gregorio Salazar, José María Cañas, José María Montealegre, Gregorio Escalante, Nicolás Ulloa y Rafael Moya, algunos de los padres del café que hoy la fecha conmemora.