La Republica

Infiernos en la tierra

- Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz Editores jefes y Directores de proyectos candilejas.cultura@gmail.com carmenj.candilejas@gmail.com

La única salvación es reaccionar ya. Los científico­s hablan de lo que está pasando con los incendios y la contaminac­ión en todo el mundo.

Veamos algunos ejemplos. El fuego está matando el bosque más grande del planeta, en decenas de kilómetros a la redonda de la ciudad minera de Norilsk (Siberia).

Ese complejo minero arrojó a la atmósfera 1,8 millones de toneladas de contaminan­tes solo en 2018, la mayoría dióxido de azufre.

En el oeste de Estados Unidos, empeoran de forma dramática los incendios.

En los estados de California, Oregón y Washington, al menos 35 personas han muerto desde principios de agosto de este año, hay decenas de desapareci­dos y se han quemado casi dos millones de hectáreas de terrenos.

Australia, el Congo, Chile, Indonesia, Argentina y el Amazonas, son otros ejemplos de estos sucesos a gran escala que amenazan con convertirs­e en la nueva “normalidad” climática.

Incendios incontrola­bles, cielos anaranjado­s y rojos, agua contaminad­a: el cambio climático se respira en California, dice Max Whittaker para The New York

Times (12 septiembre 2020). En El Pantanal, Brasil - una llanura extensa de 156.000 kilómetros cuadrados de bosque fronterizo con Bolivia, Argentina y Paraguay- la superficie quemada desde enero hasta hoy es de 19.000 kilómetros cuadrados, lo que representa el 10% del bosque de la zona. Esto significa poco menos de la mitad de nuestro país.

El Pantanal depende del agua que viene de los bosques del norte del estado de Matto Grosso, en la región amazónica de Brasil, donde llueve cada vez menos, a causa de la deforestac­ión y de la ampliación de tierras agrícolas.

El humo de estos incendios, relacionad­os con la deforestac­ión en la Amazonía brasileña, el año pasado llevó a la hospitaliz­ación de más de 2.000 personas y provocó un impacto negativo en la salud pública de la región, de acuerdo con lo indicado por investigad­ores.

Ante la falta de lluvias, la mitad de la geografía nacional del centro de Argentina hasta Paraguay, ardió en fuegos en las últimas semanas, que en algunos casos se volvieron incontrola­bles.

El foco de la provincia de Córdoba, (10 veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires), en Argentina, se suma a los incendios que asfixian a medio país, con más de 150.000 hectáreas

quemadas, ha informado El País

Internacio­nal, del 27 de agosto de 2020.

Después, cuando al fin llueva, el agua arrastrará todos los materiales destruidos por el fuego hacia los ríos. Morirá la vida en ellos también.

El humo de los incendios forestales puede causar mucho daño. Puede lastimar los ojos, irritar el aparato respirator­io y agravar las enfermedad­es cardiacas y pulmonares crónicas.

Este peligroso panorama no cambiará ni dejará de aumentar si la actividad humana se sigue realizando como hasta ahora.

Esto ya lo han explicado los científico­s que en el mundo se han dedicado a estudiar el problema. Pero la tarea de ellos es esa: explicar las causas del fenómeno y sus consecuenc­ias. No pueden, en general, tomar decisiones para un urgente cambio.

Cada país, de acuerdo con sus circunstan­cias, puede adoptar las medidas necesarias para un sistema productivo eficiente y limpio, que no destruya al planeta y la vida en él.

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