Desconfianza de sectores complicaría firmar acuerdo con el FMI este año
Mandatario no volvió a mencionar negociaciones con organismo multilateral desde que fracasó su propuesta inicial
Mandatario no volvió a mencionar negociaciones con organismo multilateral desde que fracasó su propuesta inicial
Llegar a un acuerdo de ajuste estructural con el Fondo Monetario Internacional (FMI) este año, parece una misión imposible para el presidente Carlos Alvarado, según analistas consultados por LA REPÚBLICA.
Esto, sin importar que es de las pocas opciones que tiene el país debido al elevado déficit fiscal que se estima en más de un 10% para este año.
La desconfianza de actores políticos, empresariales, sindicales y otros sectores, ha hecho que de momento el mandatario no vuelva a mencionar al FMI.
En su lugar, ha apostado por un diálogo multisectorial que tampoco tiene garantía de éxito, ya que no está claro cuáles propuestas se impulsarían.
Tras el fracaso de su propuesta inicial para recortar el gasto y generar nuevos impuestos, Alvarado ha evitado volver a mencionar al FMI.
En ese sentido, el acuerdo con el FMI parece más lejano que nunca en estos momentos, según especialistas como Rodrigo Chaves, exministro de Hacienda o la compañía financiera Barclays.
Otros, como Gerardo Corrales, economista de Economía Hoy, dicen que, si se desea que se cierre este año, debe haber una propuesta ya en noviembre, algo que no será sencillo, tomando en consideración todos los actores involucrados y la complejidad en la Asamblea Legislativa.
“Los plazos no me preocupan tanto porque la intención con el FMI siempre fue más de mostrar voluntad de cambio, de reforma, pero claramente el gobierno quiere quitarle la etiqueta FMI al proceso”, dijo Álvaro Ramos, economista Director Académico de LEAD University.
El reto es el mismo desde hace tiempo: encontrar un punto medio, puesto que, desde el gobierno se ha pregonado que nuevos impuestos deben llegar sí o sí.
El proceso de “Costa Rica escucha, propone y dialoga”, lanzado en agosto y que tuvo varios foros en septiembre, tenía exactamente el mismo fin: dar a espacio a que múltiples sectores dieran sus recomendaciones en temas fiscales, reactivación económica, acuerdo con el FMI, etc.
“Ese proceso se parecía más a una consulta pública que a un diálogo; sentí que carecía de ese tipo de moderador neutro que resumiese lo acordado”, añadió Ramos.
Por lo que señales de necesidad de diálogo real existían, ya que, por ejemplo, antes de ese 17 de septiembre (fecha de anuncio de medidas que se propondrían), se conocía de la posibilidad de un impuesto a transacciones bancarias, y el mismo sector financiero alertaba de que sería una medida impopular.
“Causa preocupación y provocaría exclusión financiera”, fue la advertencia de Annabelle Ortega, directora ejecutiva de la Cámara de Bancos.