SPORTING Y EL EFECTO “BUMERANG”
Al Sporting como club, los asambleístas le cometieron una gran injusticia, negándole en la mesa, la posibilidad de convertirse en campeón nacional cuando a la competencia le faltaban 22 partidos. Increíble, pero cierto.
Todo lo contrario, fue condenado de antemano a jugar la corta serie por el no descenso, al ocupar el último lugar en el Torneo Apertura.
El acuerdo absurdo de los dirigentes, tuvo un efecto “bumerang”, que le captó al Sporting miles de afectos y simpatías, que fueron creciendo, conforme la nómina de José Giácone, condenada en la mesa, le hizo frente a los 22 juegos del Clausura con profesionalismo y honestidad.
Le negaron el derecho de clasificar a las semifinales, pero tenían la oportunidad de no descender automáticamente y para lograrlo, se “fajaron” en el zacate y dejaron a Limón en el último lugar. El viaje automático a la segunda división se esfumó y tocaba ahora vérselas con La Tromba para definir la permanencia. ¡Y Sporting ganó la serie! Y, lamentablemente, Limón descendió.
El mérito del Sporting es del equipo, es global, sin embargo, a los viejos del barrio nos agradó mirar cómo se distinguieron en esta “liguilla” por no descender dos jóvenes veteranos con mucha cuerda en la primera división: Esteban Ramírez y Diego Madrigal, de 34 y 32 primaveras respectivamente.
Este par de talentosos mediocampistas, vistieron en el pasado uniformes de peso en Herediano y Alajuelense y saben de presiones y títulos. Bryan Vega, un 10 natural, jugó entre los dos y formó una cintura que le dio al equipo de José Giácone altos dividendos.
Sin conocer hasta la última fecha del Clausura, cuál equipo debía enfrentar a Sporting por esta dramática serie, ese detalle ya señalado de que al equipo de Pavas le negaron en un escritorio el derecho de clasificarse a las semifinales, atrajo hacia la novel institución brotes de simpatía y admiración y eran miles los que querían que el equipo no descendiera.
En la cancha, con triunfo 1-0 y empate 2-2, Sporting se queda en la primera división y una de las siete provincias del territorio nacional se quedó sin representante: Limón.
Quizá aquella fiesta nocturna en al apartamento de Celso Gamboa, con las consecuencias futbolísticas que produjo, fue el primer paso en falso hacia el abismo…