La Teja

Uber apaga una 1 velita

- FELIPE ARRIETA S. felipe.arrieta@lateja.co.cr

Uber está cumpliendo hoy un año de haber llegado a Costa Rica, entre bloqueos, detenidos, zafarranch­os y un pleito legal.

Esta empresa de transporte privado funciona en decenas de países alrededor del mundo y ya logró enamorar a los usuarios ticos, tiene chivas a los taxistas y ha dejado en evidencia que existe un vacío en las leyes ticas.

Se estrenó en el país el viernes 21 de agosto del año pasado.

En este río revuelto la ganancia fue de los pescadores, o más bien de siete mil choferes que vieron en Uber la solución a sus problemas económicos.

La empresa asegura que su aplicación para el celular (App) la disfrutan los casi 225 mil usuarios ticos, a quienes conquistó con un trato amable, confites, botellas de agua y sobre todo tarifas más bajas que las usuales de un taxi rojo.

Sus socios también están encantados, o más bien los nuevos choferes, cuya mayoría nunca se imaginaron que terminaría­n “taxiando”.

La Teja conversó con dos choferes de Uber, lo cual no fue fácil, están quitados por temor a represalia­s de los taxistas y por esta misma razón nos pidieron como condición que solo utilizáram­os su nombre de pila.

Alberto y Luis representa­n los dos tipos de chofer que tiene esta aplicación, aunque también hay muchas mujeres en ese brete.

Luis se dedica a tiempo completo a manejar y por lo general lo hace durante 12 horas diarias o hasta cumplir la cuota de ¢35 mil.

Mientras que Alberto ve en Uber una entradita adicional para pagarle la universida­d a su hija y salir con las cuentas de la casa.

Lo que tienen ambos en común son un montón de anécdotas detrás del volante.

Marido de

alquiler. Alberto es de los choferes más antiguos de la aplicación, ya tiene diez me- ses y medio “ubereando”. “Por la naturaleza de mi trabajo, estoy dos veces a la semana en Costa Rica, le dedico a Uber de 10 a 12 horas al día, si tengo más días puedo hacerlo más tiempo”, aseguró Alberto. A este vecino de Moravia le ha pasado de todo en esas 12 horas días. “Hay varias anécdotas como invitacion­es indeco- rosas de algunas clientas, también una vez una señora me dijo que estaba sola y que si la podía acompañar a hacer las compras, no vi nada malo en eso y la acompañé”, recordó el chofer.

Un servicio que este chofer nunca va a olvidar fue cuando le tocó ir a recoger a una pareja aun motel.

“Se montaron al carro y ya íbamos saliendo, en eso le sueña el teléfono a la señora y resulta que era el esposo”, contó.

Alberto explicó que entró a Uber por una necesidad, ya que el salario no le alcanzaba para cubrir todos sus gastos y por su edad (45 años) ya no es tan fácil conseguir trabajo.

“Tengo que pagar pensión, además, le pago la carrera a mi hija en una universida­d privada y eso es muy difícil, súmele los gastos míos de la casa. Además, Uber me da la tranquilid­ad de que si me quedó sin trabajo tengo otra entrada fija”, aseguró.

A tiempo completo. Once meses tuvieron que pasar desde la llegada de Uber a Costa Rica para que Luis se animará a convertirs­e en socio de la aplicación.

Hace apenas un mes decidió renunciar a su trabajo y meterse de lleno a “uberear”.

“Un amigo me habló de la idea, no es tan fácil, porque hay que tener el vehículo, pero me lo facilitaro­npor medio de un crédito”, aseguró Luis, quien es vecino de Tibás. Luis lo tiene claro, para juntar la platica de la cuota del préstamo, del mantenimie­nto del carro y los gastos de la casa, tiene que ponerle bonito a la manejada. “Desde las 6 de la mañana hasta la 7 de la noche, es un trabajo muy tranquilo, me pongo mi horario, no tengo patrono encima que me esté molestando, por eso doy un poco más de mi tiempo”, contó Luis. Para salir con todos los gastos se puso una meta mínima de llegar ¢35 mil diarios, hasta que lo logre guarda el carrito. Si lo logra, hace ¢245.000 a la semana y ¢980.000 al mes.

Carlos el gordo. Para el Día de la Madre, Luis le tocó el viaje más curioso en lo que lleva con Uber.

“Se montó la señora al carro y me dijo: ‘lléveme donde Carlos, mi sobrino, el gordo, usted tiene que saber porque Uber siempre me lleva adonde yo voy’, a como pude le fui pidiendo la dirección y la pude llevar”, recordó.

Cero broncas. Ambos choferes aseguran no haber tenido broncas con los taxistas, Eso sí, han tomado previsione­s.

“Nunca monto a un cliente en una parada de taxis, sino que me detengo unos 15 metros antes y llamo al cliente para explicarle que se acerque para evitar cualquier tipo de problemas”, dijo Alberto.

“Nunca he tenido problemas con los taxistas. creo que es un grupo muy pequeño los que andan en otras cosas y dejan mal parados al resto”, aseguró Luis.

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GESLINE ANRANGO El carro y el celu son el machete para los choferes de Uber.
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CORTESÍA Las buenas calificaci­ones de los usuarios son el orgullo de Luis.
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GESLINE ARANGO Luis pasa al volante al menos 12 horas diarias para poder ver la platica.

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