EL AGOSTO DE LOS TAXISTAS
se levantó tempranito este miércoles para ir a trabajar al Hospital México a primera hora de la mañana.
Aunque ya conocía del broncón con el servicio de los buses, nunca pensó que le saldría tan caro el viaje.
“Agarré un taxi y me cobró ¢5.500 hasta el hospital, sin maría, de hecho tuve un problema con él (el taxista) porque montó más personas en el viaje. Le hice el reclamo, pero uno necesita el servicio”, aseguró la joven oriunda de Guápiles.
Como Karen, fueron miles las personas que amanecieron a pata este miércoles, sin poder agarrar un bus porque los transportistas no dieron el servicio al alegar que estaban en quiebra.
Los afectados fueron los usuarios de Hospital México, La Uruca, León XIII, La Carpio, barrio Escalante, barrio México y barrio La Cruz, entre otros.
Ante el despelote que se armó, muchos criticaron que los taxistas trataron de hacer su agosto a la fuerza.
Ese fue el caso de Josué Angulo, un joven estudiante, que aprovechó para irse con sus amigos al Parque Diversiones, sin saber que sería víctima de amenaza por parte de la fuerza roja.
“Los taxistas se pusieron en toda la parada de los buses y dijeron que no iban a venir los buses y nos empezaron a cobrar una tarifa muy elevada. Entonces nosotros les dijimos que nos iba a recoger mi papá y nos amenazó (el taxista) diciendo que si era un Uber nos iba a golpear al chofer y a noso- tros”, aseguró el joven.
“Definitivamente fue una cosa terrible, para viajar solo en taxi cobran mucho, se están aprovechando que no hay buses”, aseguró Mayra Cambronero, quien es pen- sionada y vive en La Carpio.
Johnny González, quien es taxista, fue uno de los que breteó con todas las de la ley. González comentó que él solo quería ayudar a los afectados.
“La gente no tiene la culpa de lo que esté sucediendo entre la empresa Biusa y Aresep, nosotros estamos aquí dándoles el servicio a ellos, mientras se resuelve la situación”, aseguró.
La Teja pudo comprobar que muchos taxistas y piratas aprove- charon para realizar colectivos en los cuales cobraban hasta un rojo por cabeza. Otros servicios de busetas se pusieron a bretear en la mañana con una tarifa entre los ¢350 y ¢500.
Aunque el negocio les resultó a los “rojos” por un rato, un acuerdo entre los vecinos de La Carpio y la empresa Biusa hizo que se les acabara la suerte antes de mediodía.
Desde temprano representantes de la empresa de buses y los presidentes de las asociaciones de desarrollo se reunieron para llegar a un acuerdo.
Aunque no estuvieron presentes los funcionarios de la Aresep, los vecinos y los empresarios acordaron restablecer el servicio para evitar la afectación a más de 60.000 personas.
Según Northellen Jiménez, presidenta de la asociación Asocodeca, llegaron al acuerdo de que los vecinos iban a apoyar un incremento en la tarifa de buses ante la Aresep.
La idea de los lugareños es que seaunaumento justo, que beneficie a la empresa y no afecte a los usuarios, quienes deben usar todos los días esta ruta.
Por el momento, la tarifa se mantiene en ¢350 y no aumentará, hasta existe una aprobación por parte de la Aresep, que es el punto en que se comprometieron los vecinos a ayudar.
El reinicio de las operaciones este miércoles fue un alivio para quienes viajan en esta zona.