500 metros de horror
LOS CUERPOS SALÍAN VOLANDO MIENTRAS LA FURGONETA SE ABRÍA CAMPO
así como otros testimonios, detallan que una furgoneta blanca se subió a la acera central de Las Ramblas, en Barcelona, en ese momento repleta de gente, y comenzó a atropellar indiscriminadamente y a gran velocidad.
El ataque terrorista, a cargo de “soldados del Estado Islámico”, fue hacia las 5 de la tarde de este jueves. Y se dio “en respuesta a los llamados contra los Estados de la coalición” internacional antiyihadista que opera en Siria e Irak.
Dos sospechosos, ambos de marruecos, fueron detenidos. El chofer sigue en fuga.
El relato de cano recuerda otros atentados terroristas con atropello masivo, en los que buscan llevarse al mayor número de personas posible.
Este taxista ha señalado que las personas volaban por el aire al paso del vehículo, que circulaba a gran velocidad por la zona peatonal. Se cree que la furgoneta recorrió una distancia de entre 400 y 500 metros, según otros testimonios.
Los testigos afirman que el lugar estaba lleno de gente en ese momento. Y es que en pleno mes de agosto, y a la hora del atentado (sobre las 5 p.m.), un gran número de turistas suele acudir a disfrutar de este sitio emblemático.
“Tuve al terrorista a dos metros. Cuando la furgoneta se detuvo tras atropellar a decenas de personas, el terrorista se bajó y se dio a la fuga por el lado izquierdo de la calle. Lo vi a dos metros de distancia porque la furgoneta se paró y fui a quitar a mis hijos que estaban muy cerca”, recordó Ángel.
“No vi si iba armado pero tenía algo en la mano”, agregó Ángel, que describe al terrorista como “muyjoven, entre 18 y 23 años, con pelo castaño y delgado”.
La información que manejan las autoridades es que podría medir 1,70 metros.
Ermínia Mata, que apenas unos instantes antes había cruzado por la zona, ha señalado lo trágico de lo sucedido con “mucha gente tirada en el suelo ensangrentada” mientras otro huían “despavoridos”. Ella ha tenido que esconderse en un comercio cercano.
Las escenas de pánico provocaron la huida de la gente en todas direcciones y el cierre inmediato de los edificios de la zona.
En medio del caos generado, Maritza Avendaño trataba de coordinar a los dueños de los restaurantes cercanos.
Según sus cálculos, unas 700 personas podrían haber quedado en el interior de los locales.
Escondida en un comercio, Claudia País ha relatado el estado de pánico en la ciudad, con muchas personas encerradas en las tiendas aledañas mientras por las calles había “avalanchas de personas gritando”.
Daniel Aragonés se encontraba con “mucha gente mayor y niños” cuando irrumpió el vehículo en la zona peatonal y se tuvo que esconder rápidamente en un kiosko cercano. Describió escenas de “terror” y “miedo” y “una marea de gente corriendo” para alejarse de la zona o para refugiarse en edificios cercanos.