La receta de los ídolos
TRES BICAMPEONES
¿Cuál es la recetapara construir un ídolo en el deporte? Es una mezcla de dedicación, compromiso, tiempo, cariño de la afición y en lamayoría de los casos, éxitos y títulos.
Mauricio Montero, Wílmer López y Josef Miso fueron los estandartes de un cuadroque cumplió con todos los ingredientes de esa receta para ser los mimados de la afición.
Durante los años 90, momento en el que el Pato y sus dos asistentes coincidieron como jugadores en Alajuelense, el equipo erizo se caracterizó por el hambre y la actitud ganadora, además, de un talento que pocas veces se junta.
Entre 1995 y 1997, el Pato, el Chunche y el eslovaco ganaron un bicampeonato.
Montero se retiró en 1998, justoenel momento demayor brillo de López y cuando Miso con apenas tres años de vivir en Costa Rica se hizo un mimado de la afición eriza con solo 25 años edad, pero ya una buena cuota de pepinos.
Falta de ídolos. Los tiempos cambiaron y el equipo se fue secando hasta quedarse sin ídolos como los de entonces, motivo por el que se tuvo que reciclar a los del pasado y colocarlos en el banquillo a ver si acaso la Liga logra recobrar la ilusión de su golpeada afición.
Prueba de ello es que este domingo se jugará a estadio lleno el clásico en el Morera Soto, aunque los manudos deberán tener en cuenta que el Chunche ya no puede barrerse, ni el Pato puede filtrar pases milimétricos para que Miso defina como billarista.
“Son dos épocas totalmente diferentes comenzando por la calidad de jugadores que había en aquel entonces y los que, guardando las distancias, tiene Alajuela ahora, lo digo con mucho respeto para los muchachos de la actualidad”, comentó Rolando Fonseca, quien por dos años compartió con los tres mosqueteros en la Liga.
El Amigo del gol recuerda un equipo marcado por sus grandes figuras, en las que además estaban José Alexis Rojas, Javier Delgado, Joaquín Bernardo Guillén, Luis Diego Arnáez, HaroldWallace, entre otros.
“Puedohablar del liderazgo y el carisma de Mauricio Montero y el respeto tan grande que le tenía la gente, la indudable calidad de Wílmer López, un jugador que marcó mucha diferencia y que hizo cosas en la cancha que creo ningún otro jugador en el país ha hecho al día de hoy y en el caso de Josef Miso su gran profesionalismo”, comentó el Rolo.
La identificación con la camisa y la institución aún después de re- tirados es para Fonseca uno de sus principales legados, aunque no da por sentando que la tendrán fácil en esta nueva etapa.
“Todo eso que le puedo decir que los hizo a ellos ídolos, en realidad no juega, ellos lo pueden transmitir, pero es esta generación la que lo tiene sentir y trasladar a la cancha. Yo puedo haber sido elmejor jugador del mundo, pero si a mis jugadores no les interesa y no sienten la responsabilidad de llevar esa camisa es difícil. Creo que en las últimas generaciones de jugadores en Alajuela no han hecho eso”, disparó Rolando.
Defender la huella. Para Harold Wallace, los jugadores actuales de Alajuelense están con el compromiso de defender la historia que López, Montero y Miso se ganaron en el campo.
El Rapero llegó a Alajuela en 1995 junto a Josef Miso, a quien enfrentó en un amistoso en República Checa y se acabó viniendo con ellos como compañero.
“Ojalá que los jugadores actuales absorban muchísimo de figuras comoesas, que pregunten todo lo que puedan, que le saquen todo el jugo a estos tres, que sin duda han sido los más queridos por la afición, entre Wílmer y el Chunche se reparten el primer lugar y luego Miso ha sido el mejor extranjero, a mí criterio, al menos de lo que vi”, dijo Harold.
Wallace tiene claro que la Liga mejorará con la llegada de los ídolos al banquillo aunque piensa igual que Fonseca, las cosas dependerán principalmente de los jugadores.
“El aficionado a veces es de memoria corta y cuando las cosas no se dan se olvida todo, ahí es donde me dolería que las tres principales figuras de la Liga por malos resultados se vean golpeadas y nos quedemos sin esa representación, ojalá y les vaya bien”, agregó el rapero.
La apuesta de la Liga es fuerte, está poniendo la carne en el asador, en un momento complicado con el riesgo de que la brasa les termine quemando a tres ídolos o un título urgente los haga aún más grandes.