Clínica es un despelote
La clínica Carlos Durán, en barrio Vasconia de San José, se convirtió este lunes en una más en la que sus colaboradores y usuarios le reclaman a la Caja.
Ellos están hartos porque sus empleados trabajan amontonados, con un edificio hecho a las necesidades de hace 50 años y en el que se atienden aproximadamente cien mil asegurados, más del máximo permitido desde que se creó.
Vecinos, cuerpo médico y personal administrativo se tiraron a la calle para protestar y que las autoridades de la Caja atiendan sus peticiones hechas desde hace diez años.
Julio Roda, representante de los empleados de la Carlos Durán para la Unión Nacional de Empleados de la Caja (Undeca), nos explicó cuáles son las peticiones que se hicieron durante la protesta, dentro de las que destaca que la gerencia médica y administrativa les den el edificio que está al frente de la clínica, conocido como Cedeso, para reubicar servicios de las actuales instalaciones.
Recorrido. Con don Julio hicimos un recorrido por la clínica y comprobamos que Farmacia las medicinas son apiladas en cajas de banano porque no hay espacio. Es tan poco el campo disponible que algunos medicamentos se acomodan a centímetros de basureros.
A la bodega de la farmacia se para el sol a verla. Es superpequeña, entre los pasillos no hay espacio ni para una persona y no tiene aire acondicionado, así que los empleados se están ahorrando platales en baños sauna, porque terminan empapados de sudor.
Vimos la máquina de Rayos X, que tiene 21 años de tirarle tieso y parejo. Ya es hora de que la cambien, pero como todavía echa, la Caja le saca el jugo.
Ahí, en Rayos X, para que las personas se cambien (se atienden en promedio 111 pacientes por día) hay un vestidor que parece una lata de sardinas, si una persona llega con silla de ruedas o con muletas sufre montones porque condiciones para ellos no existen.
Además, los que esperan ser atendidos en Rayos X lo hacen de a parado, o se tienen que ir a sentar a emergencias si es quehay campito y parar la oreja para escuchar su nombre cuando los llaman.
Están feos. Emergencias también se para de uñas. Imagínense que ahí solo hay baño para mujeres, los hombres tienen que ir a buscar donde desagüar.
Cuando por fin una persona es atendida en emergencias, la sección tiene tres camillas, una de esas debe estar siempre lista para atenciones urgentes, pero si usted está en la otra cama, tiene que tirarse los toros de los casos graves porque no le queda otra, no hay privacidad.
A un ladito de emergencias, para poder dar el servicio, acomodaron los ultrasonidos, pero para hacerse un examen se necesita ponerse una bata. Las mujeres deben salir e ir al baño de emergencias y pasar entre la gente. Los hombres se ponen la bata en el primer baño que encuentren y después tienen que movilizarse entre toda la gente pa- ra ir a hacerse el ultrasonido.
Exceso de asegurados. “Esta clínica fue creada en 1966 para atender una población de 30 mil personas, pero con una capacidad máxima de 50 mil, hoy en día se atienden aproximadamente 171 mil personas, eso significa que estamos tratando a más de cien mil asegurados sin tener las condiciones para hacerlo, por eso estamos hacinados en todos los servicios.
Eso provoca que la calidad de esos servicios no sea la ideal. Nos hacen falta como 100 plazas, además de cambios estructurales profundos, para poder atender la población”, explicó Roda.
Defensa. Tatiana Picado, directora de la región central sur, quien llegó como representante de la Caja, aseguró que ya Fernando Llorca, presidente ejecutivo de la institución, sabe del tema de la Carlos Durán y pidió todo los informes a ver cómo le mete mano, lo que no aseguró Picado es si las soluciones que Llorca afirma podrían llegar en el corto, mediano o largo plazo.
Los vecinos y los empleados advirtieron a las autoridades de la Caja que si pasan quince días y los siguen bailando se van a volver a tirar a la calle y ahora sí pararán varios de los servicios.