LARGO TIEMPO SEPARADOS
es una niña de 8 años que durante seis se crió junto a “Mariana” (hermana de madre).
Eran tan unidas que para el cuarto que les construyeron en la casa pidieron que fuera uno solo bien grande, separado por una puerta para poder pasarse cuando quisieran. Eran unidísimas.
Pero hace dos años, a Mariana se la llevó su padre para que pasara con él las vacaciones de medio año, pero la niña no regresó a vivir en la misma casa que Cristina. En el último año y tres meses solo se han visto en seis ocasiones.
Ahí se inició la lucha de Aurora Sánchez (mamá de las dos) por recuperar a su hija mayor y demostrar en los tribunales que las acusaciones de su expareja (de violencia contra Mariana) no eran verdaderas.
“Ha sido una situación bastante difícil. Tuve a mi hija ma-
Montero y su hija de 13 años no se ven desde febrero del 2016.
En aquel mes, la madre de la pequeña decidió cortar todo vínculo entre ambos y la meta del padre de recorrer los parques nacionales del país junto a su niña, quedó en 12.
“Por el bloqueo de su mamá no puedo tener contacto con ella. Doy por sentado que siguen en la misma casa y estoy seguro a qué colegio asiste, porque he tenido que interponer recursos de amparo para que los centros educativos me brinden información sobre el avance de su educación, porque hasta eso ha intentado impedirme por la vía legal", explicó Montero. Para él, lo que hace su expareja es aún más grave porque por sus conocimientos profesionales como psicóloga sabe el daño que le está provocando a la hija de ambos. “Pese a que desde febrero de este año se levantaron las medidas en mi contra y se estableció un régimen de visitas, no he podido cumplirlo porque no se lo permite y le dice cosas en mi contra. “El instrumento de la violencia doméstica se ha convertido en la vía rápida para lograr sus objetivos. Conozco la ley, comprendo su espíritu, pero se ha venido abusando de ella para perjudicar a los niños y adolescentes”, agrega.