La Teja

Mamá se aferró a Dios

HURACÁN OTTO LES ARREBATÓ CUATRO SERES QUERIDOS Y LOS DEJÓ SIN TECHO

- Guanacaste 10.712 hab 886.72 km2 silvia.coto@lateja.cr Doña Brenda

Hernández asegura que todos los días se siente afortunada de estar viva, tras sentir en carne propia la furia del huracán Otto.

Ella vivió para contarlo junto a su esposo e hijos, quienes vieron la muerte de cerquita hace un año cuando el fenómeno causó estragos en el país.

Aunque ya pasaron doce meses, esta vecina de Fortuna de Bagaces sigue esperando por una vivienda, ya que la suya fue declarada inhabitabl­e después del paso del huracán. Doña Berta asegura que ha tocado puertas y que ha escuchado montones de promesas, pero los requisitos que le piden son muy rigurosos requisitos y las respuestas parecen no llegar.

El huracán Otto no solo le destruyó su casa, sino que le arrebató a cuatro familiares Orlando Obregón Jiménez, de 45 años; Marisa Alvarado Méndez, de 45; Dennis Alvarado Méndez, de 37 años, familiares de su esposo y Joseph Barboza Alvarado de 24 años y sobrino político de la señora.

Doña Brenda nos atendió en la casita que alquila actualment­e y de la cual espera salir muy pronto para su nueva casa y recuperar, así los bienes materiales que el pasado 24 de noviembre le quitó el huracán Otto.

–¿Nos puede contar que pasó ese día?

–Se dio la alerta de que el huracán iba a pasar por Upala y Bagaces, pero mucha gente se quedó en la casa pensando que no iba a pasar nada, ya que llovía y hacía viento como siempre, pero a las 6:30 p. m., se fue la luz y no pudimos tener más informació­n, por lo que nos sentamos a esperar.

–¿Cuándo empezó la angustia por tratar de sobrevivir?

–El agua empezó a meterse por la cocina por lo que desperté a mi esposo para que pusiera la refri en alto porque hace un mes la habíamos comprado. Metí unos pollitos en una caja y los puse en alto, luego le dije a mi esposo (Wilbert Barboza) que mejor echáramos los animales y a los chiquitos al carro y nos fuéramos a Fortuna, pero él me dijo: ‘No sea necia, esto aquí es normal’. –¿Qué ocurrió después? –A los 10 minutos se escuchó una explosión y les dije que era el volcán (entrevista­da llora). Abrimos la puerta y lo que bajaba era un mar, a mis dos hijos les dije que saliéramos por detrás y nos alumbramos con el celular, pero no había por dónde salir, así que cruzamos un cerco para ver si estaba seco y en ese momento nos arrastró la corriente. –¿De qué se agarraron? –De nada, el agua nos llevó y no sé decirle por cuánto tiempo. Mi esposo me gritó preguntand­o por la niña y yo le dije que estaba conmigo y eso fue lo último que supe de él. El agua nos llevó hasta unos tanques donde había una familia refugiándo­se y mis hijos les gritaban que nos ayudarán, pero ellos no podían ayudarnos. El agua nos volvió a llevar, era luchar contra las piedras y el barro hasta que llegamos a un montículo de basura en el que subí a mis hijos y cuando estuve segura yo subí con ellos. –¿En qué pensaba en ese momento? –Pensé que mi esposo estaba muerto, no lloraba porque mis hijos esta- ban a mi lado, pero me sentía destrozada y llovía conmucho viento. Estuvimos ahí por varias horas y yo traté de cruzar a un galerón, pero mi hijo me suplicó que no me fuera, que no los dejara. Logramos hacer contacto con la gente que habíamos visto antes y les preguntamo­s si habían pedido ayuda y nos dijeron que no, por lo que llamé al 911 con el teléfono de ellos, pero nunca llegaron a ayudarnos.

–¿En qué momento estuvieron a salvó?

–Uno de los muchachos que estaba cerca de nosotros se fue a buscar un chapulín y nos subió a todos. Éramos siete personas en total, así que él nos llevó a la casa de su patrón, pero también estaba inundada. La brigada del ICE nos salvó y también nos ayudó la gente de la Cruz Roja de Guayabo, porque estábamos llenos de barro, heridos y golpeados. Mi hija tenía hipotermia. –¿A dónde los llevaron? –Al albergue de Guayabo, pero todo era un río hasta la gasolinera, cuando llegamos me ayudaron a llamar para averiguar si alguien sabía de mi esposo, pero nada. Yo me sentí destrozada y en ese momento no sabía que el resto de la familia había muerto.

–¿Cómo se dio cuenta de que su esposo estaba vivo?

–Porque en la madrugada una maestra de mi hija llamó y le dijeron que él estaba bien en el albergue de Fortuna. No le puedo explicar todo lo que yo sentí en ese momento.

–¿Qué les contó su esposo?

–Nos contó que se subió a un árbol y cuando el agua empezó a bajar, él se encaramó en un bus que pasó por el lugar y junto al chofer y pese al peligro se metió a rescatar a la gente que estaba en los techos

 ?? JOSÉ CORDERO ?? Doña Brenda Hernández dice que la herida sigue abierta.
JOSÉ CORDERO Doña Brenda Hernández dice que la herida sigue abierta.
 ?? JOSÉ CORDERO ?? La vivienda de doña Brenda quedó destrozada.
JOSÉ CORDERO La vivienda de doña Brenda quedó destrozada.

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