CHANCERO SE PEGÓ EL GORDO
Fuentes Villalta se pegó el gordo porque a pesar de que unos maleantes lo encañonaron para asaltarlo, pudo recuperar sus cosas y salió sin un rasguño después de momentos realmente muy tensos.
Don Rafa el viernes por la tarde la andaba pulseando, estaba 300 metros al norte y 100 oeste de la basílica de la Inmaculada Concepción de El Guarco, Cartago.
“Estaba vendiendo chances, el cliente se fue y cuando me vieron solo, dos jóvenes que andaban en motose me acercaron, unode ellos se bajó yme encañonó, aún así salí corriendo a una casa cercana para pedir auxilio, pero uno de ellos me siguió, traté de refugiarme, pero se metió y nos dijo que nos iba a matar a todos si no le entregaba todo lo que andaba”, relató el chancero.
Una vecina que vio el asalto y que no se identificó por temor a represalias, aseguró que en la casa tenían la puerta abierta cuando el chancero se metió.
“Mi mamá y mi hermano le pidieron al señor que les entregara todo y saliera, él no quería darles lo que andaban, el señor gritaba un número de serie para que los demás lo recordaran por si se llevaban la lotería (ya no lo recordaba), aún así al maleante no le importó amenazar a todos de muerte, al chancero le fue muy bien porque hasta forcejearon y nada le pasó”, relató la mujer.
El vendedor, quien tiene cinco años en este brete, les entregó 60 pedacitos de chances (10 enteros), pero los ¢500 mil que andaba en efectivo por más que lo amenazaron no los soltó, por eso se salvó de milagro de un balazo.
Los testigos avisaron rápido a la Policía. Los oficiales se toparon a los bichos cerca de la plaza deGuadalupe de Cartago, la moto les derrapó y se les cayó todo, los oficiales lograron recuperar la lotería.
Los sospechosos se lograron dar a la fuga, ninguno de los pedaci- tos que manosearon salió ganador.
El afectado y otros vendedores pidieron a la Policía que haga rondas más seguidas, pues andan con mucho temor. Esta no es la primera vez que asal- tan a Fuentes, ya que el año anterior fue víctima del hampa y esa vez sí lograron robarle todo.
“Yo estoy aquí todo asustado trabajando otra vez y cuando escucho una moto siento temor. Antes de que esto sucediera como que ya habían pasado dos veces seguidas, seguro ya me habían puesto el ojo, más que para esta temporada se desata la ola de asaltos a los chanceros.
“La moto era de color negro y ellos también vestían de ese color, nunca pude verles bien la cara, pero sí eran muy jóvenes, no eran extranjeros. No sé las medidas que tomaré de ahora en adelante porque andar uno armado jamás, hay que cuidarse más y andar menos cantidad de lotería, chances y de dinero; la verdad es que fue un rato muy amargo”, dijo el vendedor.
En los últimos meses el cantón de El Guarco ha sido atacado por los ladrones tanto peatones, viviendas como a conductores.