DICIEMBRE SE PONE LOS CACHOS
En diciembre casi todo el mundo se pone en modo fiesta.
El ambiente navideño está en el aire y hay actividades sociales por todo lado y en una que va y otra que viene se podría caer en la tentación de la infidelidad.
Noimporta si se tiene pareja o no, la clave para muchos es no pasar solos. Parejas que pasan por momentos difíciles eligen, en algunos casos, buscar a una tercera persona que les dé el calorcito que no están recibiendo en casa.
Diciembre es un mes en el que las infidelidades suben.
“Es una época que propicia la ilusión y la esperanza, lo que impulsa a las parejas en dos vías: algunas que están pasando por una crisis optan por divorciarse o son infieles como una excusa a lo que están viviendo. O, por el contrario, luchan con todas sus fuerzas por salvar el matrimonio a raíz de la motivación que genera la Navi- dad”, opina el sexólogo Mauro Fernández.
Agrega don Mauro que la Navidad motiva a vivir intensamente. Es por eso que en esta época se casa más gente, se piden bebés y parejas que solo estaban saliendo empiezan un noviazgo más formal (o se supone). Estos hechos aumentan entre un 30% y un 40%, explica el sexólogo.
Pero tenga cuidado. Así como aumentan las infidelidades esmás probable que lo pesquen porque hay más exposición de las actividades sociales, sobre todo en los tiem- pos de las redes sociales y alguien podría resultar etiquetado sin haberlo pedido.
El abogado de familia Belisario Solano vamásallá y dice que de cada 10 divorcios que le llegan, siete son por infidelidad y hasta le ha tocado firmar uno un 24 de diciembre a las nueve de la noche.
“Mientras otros están pensando en la cena de Navidad y en compartir con la familia, esta pareja estaba urgida por divorciarse. Eso es devastador y te marca”, dijo don Belisario.
Las infidelidades son tan comunes que hay quienes se dedican a perseguir a esos mal portados para conseguir las pruebas que le permita a la parte engañada dejar en evidencia a quien está poniéndole los cachos.
Es por eso que Asdrúbal Mora y José Villanade, investigadores pensionados del OIJ, montaron su propia agencia y reconocen que gran parte de su trabajo tiene que ver con este tema.
Para ello tienen a 11 colaboradores a los que rotan.
Unos casos muy comunes tienen que ver con personas mayores que andan con otras mucho más jóvenes y desconfían. Temen que así como ellos le pusieron los cuernos a su pareja esta-- ble, la conquista más joven se las aplique de la misma forma. Por eso buscan a los investigadores para que sigan a la pareja.
“Un señor de Chicago que tenía cincuenta años nos contactó para vigilarle a la novia de veinte que tenía en una zona rural de nuestro país. Ella salía todos los viernes y sábados con sus amigas y la seguimos por año y medio, pero nunca logramos comprobar que estuviera siendo infiel, solo se divertía con ellas como cualquier otra joven a esa edad”, recordó don José.
¡Ojo a los trucos! Los investigadores tienen formas muy sutiles de hacer su trabajo.
Por ejemplo, si saben que una persona infiel está en un restaurante, ellos se podrían instalar en una mesa con tres o cuatro amigos y hacer parecer que celebran un cumpleaños y mientras toman fotos despistadamente, están agarrando al “infractor”.
Otras veces, quien los contrata les ayuda a acceder al carro o a los celulares de la pareja de forma rápida. Ese tiempo lo aprovechan los investigadores para instalarle un GPS que permita seguirlo a mayor distancia y sin ser vistos. Uno lo instalaron un día aprovechando que el infiel tenía restricción y no podía llevarse el carro.
“Un día el tipo salió a las doce de la noche porque su esposa estaba de viaje fuera del país, se fue a un restaurante, se tomó unas birritas y los investigadores infiltrados pasaron al baño a cerciorarse con quién estaba el ‘objetivo’, pero no pudimos hacer fotos porque no había nadie más y era quedar en evidencia, pero le contamos a la clienta y obviamente le reclamó y hasta le dijo cómo andaba vestido porque eso sí se lo describimos para demostrar que habíamos estado en el lugar”, recordó Villanade.
Normalmente quienes se portan mal más a menudo, según la experiencia de los investigadores, son los hombres de entre 25 años y 40 años.
La tecnología es un excelente aliado para estos detectives, quienes entre sus herramientas de trabajo cuentan con lapiceros y cámaras diminutas y relojes. Recientemente compraron un dron para hacer tomas aéreas.
Claro, los infieles también tienen sus truquillos y uno de ellos lo dice aquella canción de Julio Jaramillo: niégalo todo, di que no es cierto.